Capítulo 16. Tendrás que verlo tú mismo.

7.7K 440 43
                                    


Zachariah

— ¿Qué haces aquí? Creí que no vendrías — Gruñó mi mamá frunciendo el ceño hacia mí. Ups, si se había enojado por no haber ido principalmente.

Me senté a su lado. — ¿Estoy aquí o no? — contesté levantando una ceja hacia ella. Y ahí se disparó mi pierna de nuevo. Odiaba estos nervios. Pero rogaba que mi corazón no se hubiera arriesgado en vano.

— Cállate — exclamó Nare desde el asiento de atrás. —El juez está por hablar...

Treinta minutos después mamá estaba secándose las lágrimas con un pañuelo mientras el juez decía sus últimas palabras:

— En cuanto esté lista puede ir a retirar a la niña, señora — . Dos golpes de su martillo y todo había acabado. Sabri volvería con nosotros.

Mi corazón al fin sentía algo de felicidad. Aún no podía creer esto, volvería a ver a mi niña... Pero eso ya había sabido, vine a esta audiencia por otra cosa y a pesar de que volvieron a nombrar las pruebas que incriminaban a Marsha el video no fue puesto, sólo se mostraron fotos de capturas de él.

Me levanté y detuve al señor Nuñez antes de que se marchara por la puerta principal.

— Zachariah, estoy apurado tengo otra audiencia en quince minutos — contestó lanzando una leve sonrisa y disculpándose con la mirada.

— Sólo quería agradecerle y pedirle un último favor — pedí.

Suspiró cansado y asintió. — ¿Qué puedo hacer por ti?

— ¿Aún tienes el video? Tú sabes... El de las cámaras de seguridad. ¿Puedo tenerlo?

Me miró sorprendido que se lo pidiera pero asintió y metió la mano en su maleta. Me lo extendió y sin decir una palabra se marcho apurado. Bajé la vista al sobre de papel y tragué saliva. Ahora tendría que enfrentarme a esto. Y mejor hacerlo solo.

Estaba por subirme de nuevo a mi moto para dirigirme a casa cuando mamá me detuvo. —¿A dónde vas?

— A casa.

— ¿No vendrás conmigo a buscar a Sabri?

Me miró frunciendo el ceño. Ese gesto ya había empezado a quedar grabado en su cara. Hice una mueca. —No. Necesito hacer algo primero. Nos vemos en casa.

Y antes de que pudiera responder arranqué mi moto con todo y disparé hacia mi casa. Tenía un tiempo antes de que mamá volviera.

***

Volví a ver el video. Y volví a verlo. Y una vez más. Y otra. Así durante más de media hora. El video se cortaba. Se cortaba. Vi el beso lo suficiente como para tenerlo grabado en mi memoria y mi pecho se apretaba en respuesta. Pero no fue eso lo que quiso que estrellara mi puño contra la pared. Fueron sus manos. Las de Lia. Presionando fuertemente el pecho de este desconocido. Intentando apartarlo de ella. Si no lo analisas, parece que simplemente apoyara sus manos allí, la maldita cámara no es de excelente calidad tampoco y el cuadro está un poco alejado.

Gruño y vuelvo a darle replay. Y el video se vuelve a cortar segundos después que comienza el beso. Necesito la versión completa. Y la necesito ahora. Necesito saber qué es lo que sucedió. Necesito verlo todo. Creo que la he cagado y bien a fondo. Y tengo que arreglarlo.

Pero no puedo hacer nada porque la puerta principal se abre y el llanto familiar de un bebé llega a mis oídos. Me levanto de un salto de mi cama y corro hacia ese sonido. Sabri está aquí. Mamá llora mientras sostiene a la bebé y ella está molesta por su llanto así que ella también llora. La tomo en mis brazos y la atraigo hacia mi pecho y mi corazón. Por fin tengo a mi princesa conmigo. Recuperé algo de mi felicidad. 

* * *

Los siguientes días son sólo y únicamente para Sabri. No es hasta que tengo que presentarme en la empresa con urgencia que salgo de casa. Y recién entonces me permito actuar. Le pido a Marta, mi secretaria, que me consiga la cinta completa. Para eso debe llamar a Nuñez y yo estoy ocupado ahora mismo entonces creo que ella se podría encargar bien de eso. 

Tres horas y media de reunión después llamo a Marta y le pregunto sobre mi pedido. Me dice que Nuñez me ha enviado el video a mi correo. Le agradezco y abro mi bandeja de entrada. Descargo el archivo a mi computadora y miro minutos incansables de puras tonterías. Gente entrando y saliendo del bar. Lia parece no aparecer más. Creo que estoy por rendirme y dejarlo para más tarde cuando veo su figura que reconocería en cualquier lado entrando al bar. Suspiro y sigo mirando. 

Minutos después es cuando pasa.

Soporto ver un beso que parece apasionado que hace añicos mi corazón y que luego se frena casi en un ataque, al ver lo que acabo de ver. Lia empuja a este desconocido que según Nicolas es su ex. Se dicen algo y quién creo que es Nicolas aparece. La abraza y la saca del bar. 

Automáticamente tomo mi teléfono y marco el número de Nicolas.

— ¿Sabes que hora es? — gruñe su voz del otro lado. 

— No, ni me interesa.  Creo que la he cagado. 

— Oh, si supieras cuanto. Nunca perdonaré lo que le has hecho.

La sangre se drena de mi rostro y el pánico se hace presente.

— ¿Qué ha pasado? —  pregunto ansioso.

— Tendrás que verlo tú mismo.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ 

¡Lo lamento! ¡Lo lamento y lo lamento! Sé que este capítulo es corto pero debía terminar acá. Mi cerebro está explotado a la hora de escribir y siento que lo que escribí en este capítulo es pura m*erda. Debería borrarlo todo y corregirlo y hacer que las cosas pasen de otra manera pero no quiero decepcionarlos y dejarlos sin nada. 

Poco a poco las cosas volverán a su sitio. Siento tanto la tardanza. Gracias por el apoyo.

Vani

Dime que aún me amas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora