Capítulo 9. Traicionado.

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Zachariah

Creo que mis ojos se van a secar de tanto mirar la pantalla de mi celular. Pero allí tengo a mis dos personas favoritas en el mundo. O al menos una de ellas. No, las dos. Lia y Sabri. ¿Qué demonios acaba de pasar? ¿En serio acabo de echar a Lia de mi casa? ¿Eso fue lo que hice?

Suspiré.

Me siento decepcionado. Traicionado. Se lo aclaré. Se lo dije. Marsha es una mentirosa, una mala persona que abandonó a su hija. Y ella va y se amiga con el enemigo. La hermana de Marsha. La trae a casa, la deja ver a Sabri. ¿Pero es que no sabe lo que ella es capaz? Es capaz de arrancarnos a Sabri de nuestros brazos y llevársela, llevársela junto con su hermana. Y no la veremos más. Confiaremos en ella, se la llevará y toda la culpa la tendremos nosotros. El dolor por la idea de perderla me atraviesa el pecho. ¿Cómo pudo confiar? ¿Cómo pudo confiar? ¿Qué es lo que le dijo? ¿Estará en mi contra?

Me levanto de un salto y tiro el celular en el sofá. No quiero pensar. No quiero arreglar nada ahora. No quiero más dolores de cabeza. Ella tiene la culpa. No le encuentro escusa. Lia piensa por sí sola, no le lavaron la cabeza para convencerla. Ella sola cometió el error. Y no quiero escuchar lo que tiene para decir ahora mismo. Estoy muy enojado. Y sí, se que parezco un caprichoso por no haberla dejado explicarse pero ahora mismo no es el momento.

Escucho la puerta de la casa abrirse y mi corazón da un salto al pensar que puede ser Lia. Cae como una bomba en mi estómago al ver que es mamá. Trago saliva fuertemente. Odio estar peleado con ella. La necesito para respirar. Vivir. ¿Hace cuando que sucedió esto? ¿Un par de horas? Y ya siento que hubiera pasado una eternidad.

Mamá entra en el living con unas cuantas bolsas de compras, su pañuelo en su cabeza y aspecto de estar cansada. —Hola hijo, traje algunas cosas para la cena. ¿Lia se queda a comer? Dile que venga a la concina a ayudarme — dijo poniendo una sonrisa a pesar del cansancio.

— No. No se queda.

— Oh, ¿y por qué no se queda? — dijo dejando las cosas en la mesa ratona y yendo hacia mi habitación. De seguro piensa que ella está allí. Yo también quisiera que ella esté allí.

— No, se fue. Tenía cosas que hacer — dije con toda la tranquilidad que pude. Odiaba mentirle a mi mamá pero no iba a traerle otro problema. Sabri estaba durmiendo en mi habitación, estaba con nosotros y eso era lo importante.

— Oh, de acuerdo. ¿Algún trabajo de escuela? ¿Va bien con eso? — Volvió al living y dejó de hablar para mirar mi rostro. Su sonrisa calló. — ¿Hay algo mal, Zachariah?

— No lo sé. Todo y nada — suspiré pesadamente. Mi enojo dio paso a mi angustia. La pesadez en el pecho se hizo mayor. —Sabri duerme. Iré a ducharme.

Y sin esperar respuesta, me marché a la ducha. El agua estaba fría cuando debería haber estado caliente. Se ve que hoy era un día de traiciones, reí. El agua también me engañó. Y cuando salí, estaba frío por fuera, tal como me sentía por dentro, traicionado.

***

—Deberíamos hacer algo Zacha, ven al bar. Tomemos algo, despéjate así luego puedes solucionar las cosas — dijo la voz de Ed del otro lado de la línea. Me había llamado para invitarme a un juego esta tarde y le dije que no, por lo que eso necesito explicación y para entonces Ed ya sabía lo que había pasado. Era mi mejor amigo, que más.

— Yo no tengo que solucionar nada Ed. Te recuerdo que yo no cometí ningún error aquí.

Ed carraspeó y volvió a repetir. — Al menos ven y habla con nosotros. Dice Ray que te extraña. Desde que tu hermanita es parte de tu vida no sales mucho, hombre. ¿Qué pasa con tus amigos?

Dime que aún me amas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora