Capítulo 7.

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Julia venía en camino, y yo estaba desnudo. Que falta de respeto, la había llamado en mi traje de Adán. Lo bueno es que por teléfono no se ven a las personas. Corrí a mi habitación y me puse lo primero que encontré: unos pantalones blancos y una camisa azul. Justo cuando estaba peinandome, alguien tocó la puerta.

-Julia, ¿cómo estás? Pasa, pasa- dije, al verla en la entrada.

-Bien, bien. Ahora, ¿Qué demonios estabas pensando cuando fuiste a casa de la mujer en la noche, y además quedarte dormido allá?- Se podía ver la rabia en la cara de Julia.

-No quise hacerlo, no tengo idea de por qué me dormí allá. Fue inconsciente, lo juro.- En mi voz había súplica.

-No vuelvas a hacer algo así, en serio Diego.- dijo Julia. Me sentí perdonado, pero ¿acaso había preocupación en la mente de Julia?

-Puedes estar segura de que así será.-

-Bueno, volviendo a la verdadera razón por la que vine... ¿Qué tenías que decirme sobre el caso?- dijo Julia, que había retomado su personalidad tan... peculiar.

-Ah, cierto. Bueno, la verdad sólo llegué a leer dos páginas del diario.- dije, algo apenado.

-Claro, si te duermes ¿Cómo vas a leer más?- Julia no dejaba de usar sarcasmo.- No dormí en toda la noche leyendo el diario. La verdad, no tiene casi nada escrito ahí, luego de su fiesta de quince años todas sus memorias son vagas.-

-¿Si? ¿Fue ahí cuando murieron sus padres, no?-

-Exacto, es bastante triste, la verdad. Deberías leer las páginas siguientes.- Insistió Julia.

- Bueno, si. Supongo que debería.- Saqué el diario y comencé a leer:

10 de Marzo de 1944

Hoy es mi fiesta de cumpleaños. Estoy demasiado ansiosa, quiero que todo salga bien. Me trajeron un vestido divino, papá dice que vino de Europa. Lo que se es que me veré hermosa en el. Espero que mamá pueda ir al salón. Ha estado algo enferma desde hace una semana y el doctor dice qque permanezca en cama. Pero voy a decirle que haga un esfuerzo, quiero que me vea entrar en la sociedad y ser feliz junto a mis amigos, especialmente junto a su futuro yerno, David.

¡Fue la peor noche de mi vida! ¡Odio todo! La fiesta, la gente, odio a mi padre por decirme que todo iba a salir bien, ¡Hasta odio a mi mamá por haber muerto! ¡Me arruinó la vida! Yo la amaba como a nadie en el mundo y quiso morir en mi cumpleaños, frente a todo el mundo, frente a David. Mi papá está destrozado, pero no le importa como me siento. No ha venido a verme en tres horas, mi vestido está arruinado, lleno de la sangre de mi madre. ¡Después de una semana me dicen que tenía tuberculosis! De haberlo sabido antes no le hubiese insistido, me siento culpable, yo causé todo esto... No me funciona desahogarme en el diario, no escribiré más.

La interrupción en lo escrito por Celia daba la impresión de que habían pasado horas desde la primera parte. Era un antes y un después de la fiesta.

-¡Oh por Dios! ¡La madre de Celia murió en su fiesta! Pobre chica, en serio debió haber sido la peor noche de su vida- dije, en estado de shock.

-Lo se, fue demasiado terrible. No hubiese podido soportar semejante pérdida en un momento tan importante.- dijo Julia, con sus ojos humedecidos.

-Su vestido se llenó de sangre, de la sangre de su madre.- dije, no podía salir de mi asombro.

Cerré el diario y lo puse en el sofá, y al ver mis manos, estaban cubiertas, repletas de sangre. Grité de terror.

-¿¡Qué te pasa!?- gritó Julia, asustada.

Le mostré mis manos, temblando. Pero esta vez, no había nada en ellas. Estaban tan limpias como si no hubiese pasado nada.

-No se que me pasa, Julia. Desde ayer estoy viendo cosas en donde no están, y tengo sueños extraños, con Celia.- dije, preocupado. Las alucinaciones no eran comunes en una persona sana, a menos que hubiese empezado a perder la cordura.

-¿Sueños? ¿Con Celia?- dijo Julia, preocupada.- Diego, creo que te tomas el caso muy en serio, deberías tomarte unos días de reposo. Puedes estar tranquilo, yo avisaré a la estación.-

Días de reposo. En los años que tenía trabajando como policía no me había tomado vacaciones, ni un día libre. Pero el caso de Celia me estaba causando serios problemas, cosa que nunca antes me había ocurrido. 

-Creo que tienes razón. Debería reposar unos días, me hará bien.- dije, cansado. Este asunto no me gustaba para nada.

Julia se sentó a mi lado y me hizo recostar en su regazo y comenzó a acariciarme el cabello, tocando la cicatriz, que con cada toque ardía levemente.

Celia, la chica de ojos grandes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora