Capítulo 1.

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Obra registrada en Safe Creative bajo el número 1203161313494.

Amor — mi todo — adiós —

oh, continúa amándome —

nunca juzgues mal al más

fiel corazón de tu amado.

Siempre tuyo.

Siempre mía.

Siempre nuestro.

'A mi amada Inmortal'. Ludwig Van Beethoven.

Todo comenzó con el suicidio de Celia. Aún todo ese asunto me sigue resultando extraño, pero logro recordarlo a la perfección.

Ese día llamaron a la unidad policíaca donde trabajaba como detective, diciendo que una chica se había lanzado por la ventana de su casa. No mencionaron el lugar del acontecimiento ni el nombre de quién llamaba. Al principio fue algo sorprendente, porque un suicidio en una ciudad tan pequeña no era algo que se veía a menudo, además de que ese tipo de muerte en particular causaba un gran revuelo, por cosas religiosas.

Diez minutos después de la primera llamada, recibimos otra informando dónde había sucedido la muerte. Era en una de las zonas ricas de la ciudad, lo que me pareció aún más extraño, ¿por qué una mujer adinerada habría de suicidarse? 

Me asignaron al caso inmediatamente, por ser recientemente nombrado como 'detective del año', gracias a resolver un caso de unos hermanos desaparecidos, que lamentablemente encontré sin vida, pero logré capturar a los secuestradores y así saciar la sed de justicia de la familia destrozada.

Después de ese asunto los de la unidad decidieron que era el detective de los casos raros. Me dirigí, junto a tres oficiales más, a lugar de los hechos, para encontrarme que las casas que conformaban la urbanización eran las más grandes y lujosas de la ciudad.

Al llegar a la casa aún habían personas alrededor, tratando de ver qué había pasado. La casa era de tres plantas. Era al parecer la más grande de esa calle, con paredes blancas y grandes ventanales, pero sucios y desgastados, como si no hubiese vivido alguien ahí durante años. Mientras veía la tercera planta, noté el cristal roto de una de las ventanas. De ahí se había lanzado la mujer.

Me acerqué al lugar, y fue cuando la vi por primera vez. Era la mujer más hermosa que había visto, de piel blanca, pero sucia, al igual que las paredes de su casa. También era rubia, de labios carnosos y cara perfecta, ahora arruinada por la fractura de cráneo y la sangre que emanaba de ella. Pero su rasgo más increíble eran sus ojos, grandes, verdes y redondos, cuando los observé detenidamente, noté que expresaban una enorme tristeza.

Esa chica pudo haber sido modelo, una actriz, pudo haber sido todo lo que hubiese querido, no podía entender que había hecho que esa mujer se lanzara al vacío. Luego de ordenar a los oficiales que recogieran el cuerpo, dije a las personas que se alejaran del lugar, porque ahora sería sitio de investigación.

Cercamos todo el lugar con cintas, y luego de haber alejado a casi todas las personas, decidimos entrar a la casa. Traté de entrar normalmente, pero la puerta estaba cerrada, así que intenté forzarla. 

-No puedes entrar así- dijo una voz. -Tienes que buscar la llave-

Me di la vuelta y vi que la voz provenía de una señora de unos sesenta años y de cabellos marrones con algunas canas por ahí.

-Disculpe ¿usted es...?- dije con voz arrogante.

-Clara Rodríguez viuda de Falcón- dijo la señora, imitando mi tono de voz.

-Bien, señora Rodríguez, este es un asunto policial, le pido que por favor se aleje de la zona del crimen-

-¿Qué crimen?- me interrumpió doña Clara- Aquí nadie mató a nadie, esa muchacha se lanzó por la ventana.-

-¿Me decía usted que no puedo entrar sin la llave?- dije, retomando el tema- ¿Acaso es una puerta especial o algo así?-

-Si mijo, ya te dije. ¿Tú en serio crees que una mujer viviendo sola en una casa tan grande como esa va a tener una cerradura común? La llave seguramente la tiene ella en sus bolsillos, búscala ahí.-

-Espere un momento, que aún tengo cosas que preguntarle- le dije a doña Clara, que asintió y con la mano hizo un gesto de que fuera a buscar la llave.

Caminé hacia la parte de atrás de la ambulancia, y abrí el saco que cubría el cuerpo de la mujer. Tuve que verla por segunda vez, y me pareció más hermosa aún, como si la muerte le sentara bien. Esta vez tenía sus ojos cerrados, seguramente algún oficial los había cerrado. Sus ojos, de haber estado viva debieron ser los más bellos del mundo. Si la hubiese conocido un día antes...

Estaba divagando, tenía que concentrarme en buscar esa llave. Además, es algo bizarro que a alguien le guste una persona que está muerta. Abrí totalmente el saco y metí la mano en su pantalón, un jean blanco. Curiosamente estaba vestida toda de blanco y estaba descalza. Palpé algo sólido y frío en su bolsillo derecho, y saqué la llave de la casa.

Luego de cerrar el saco, caminé en dirección a la señora Clara, que seguía en el mismo lugar donde la había dejado, hasta me pareció que no se había movido en absoluto esperando a que regresara.

-¿Es ésta la llave?- dije, mostrándole el objeto en mis manos.

-Seguro que sí, parece de esas llaves de alta seguridad- dijo doña Clara, alzando los hombros, resaltando que era obvio.

-Una pregunta, ¿cómo supo usted que ella tenía la llave en sus bolsillos?- le dije.

-¿Tú donde guardas las llaves?- respondió doña Clara con otra pregunta.

-Responda, es un asunto serio y necesito saber todos los detalles.- dije, algo molesto por la actitud de doña Clara.

-Esa muchacha salía todos los días a las cinco de la mañana, se sentaba en la acera, prendía un cigarro y después volvía a a entrar. No sé por qué no fumaba dentro de su casa si vivía sola.- dijo doña Clara.

- Así que vivía sola- dije mientras anotaba lo que me contaba la señora- ¿Y sus padres? ¿o sus hermanos?-

-No, no. Esa muchacha no tenía a nadie. Sus papás se murieron cuando ella tenía como catorce años, y era hija única. Al parecer no tenía tíos ni nada, porque nadie la visitó jamás. A veces yo iba a verla y le hacía comida, pero su casa me empezó a dar miedo, hasta ella me dio miedo, y dejé de ir.-

- Y otra pregunta, para terminar. ¿ Cómo usted sabe que nadie la mató? ¿Cómo está tan segura de que esa muchacha, cómo se llame, se suicidó?

-Eso es fácil mijo, la muchacha se llamaba Celia, y estaba loca.-

Celia, la chica de ojos grandes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora