Capitulo 6

4.8K 357 13
                                    

Yo me mude a su departamento y él se fue al día siguiente, lo extrañaba terriblemente extrañaba sus brazos, sus caricias, su aroma, él me hablaba todos los días, cuando regresó fuimos al registro civil y nos casamos, Fabiola fue nuestro testigo, comenzamos una rutina, él se la vivía entre México y Canadá, yo seguía con mis estudios, y con mis trabajos extra que me permitían mandar dinero a mi familia, estaba feliz porque mi madre me había dicho que ya habían montado un pequeño negocio en el que trabajaba toda la familia y estaban por montar otro, se habían mudado a otro barrio mejor y habían construido una casa más cómoda y bonita con varias recamaras, sólo faltaba un poco de dinero y podríamos completar para la segunda operación de mi padre y eso sería todo, podría dedicar más tiempo a Paul, quizás viajar con él los fines de semana, conocer a su familia...

-Valeria cariño, escuche la voz de Arthur mientras sentía que me movía con suavidad.

-Arthur, mi amor, no me dijiste que venias hoy... ¿Qué hora es? -miré a mi alrededor y me di cuenta que me había quedado dormida frente a la computadora.

-Son las diez de la noche -contestó con un tono de enfado en la voz.

-¡Cielos! No supe a qué hora me quede dormida, toda la tarde estuve trabajando en un problema que no podía resolver -dije entre bostezos.

-Valeria en una hora tengo una cena de negocios y me gustaría que fueras conmigo.

-Oh Arthur , perdóname, pero todavía no terminó.

-Por favor, Vale, es muy importante para mí, eres mi esposa, soy un hombre casado pero a donde quiera que voy siempre voy sólo.
En su voz hubo un tono de reproche que me hizo sentirme bastante mal, él tenía razón ¿que era yo para él Si yo sólo me dedicaba a estudiar? no podría culparlo si el encontrara una mujer que le diera todo su tiempo y su compañía.

-Está bien Arthur sólo dame unos minutos, enviaré por correo algunos trabajos urgentes e iré contigo -dije aunque sabía que esa noche no tendría tiempo de dormir un momento.
Busqué en mi guardarropa y me percate de las docenas de vestidos que Paul me había comprado y que yo no había tenido oportunidad de estrenar, elegí un vestido negro, entallado, que me quedaba arriba de la rodilla, con cuello de ojal que llegaba a medio hombro.

Usé zapatillas de tacón alto y recogí mi cabello en la parte de atrás con sujetadores, me maquille ligeramente y me perfume, cuando Paul entró se quedó mudo, me vio de arriba abajo y lanzo un silbido de admiración.

-Luces bellísima mi amor, creo que podemos hacer esperar un poco a esas personas.
Rodeo mi cintura con sus brazos y comenzó a besar mi cuello, me mire al espejo y aunque yo nunca me sentí bonita, no pude menos que admitir que me veía hermosa.

-Por favor, Arthur, ahora no, mientras más rápido concluya esa cena, más rápido podré terminar con todo lo que me falta -dije con un tono de fastidio en la voz que sin querer me había salido de muy hondo.

Él se detuvo en seco y me miró a través del espejo, con una mirada fría y penetrante. Todo el camino no me dijo una sola palabra, iba muy pensativo, con la vista al frente. Al llegar al restaurante ya nos esperaba una pareja madura, la mujer muy bien vestida y adornada con joyas muy ostentosas, el hombre un poco mayor que ella, vestido muy pulcro con un traje muy elegante, al vernos, nos saludaron efusivamente.

Después de las presentaciones nos sentamos y tomamos una copa de champaña mientras que nos servían la cena que desde la entrada hasta el postre consistió en platillos muy raros que en mi vida había probado, sobra decir que no fueron del agrado de mi paladar, pues este, sólo estaba acostumbrado a probar cosas sencillas, comí un poco de todo, tratando de poner buena cara, por lo menos cuando ellos me miraban, al terminar, pedí un café mientras ellos seguían tomando champaña.

Gritaré Al Viento Que Te AmoWhere stories live. Discover now