Capitulo 3

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Al parecer acaban de operarme, tengo la cabeza afeitada y vendada, tengo un tubo dentro de mi boca, a mi cuerpo están conectados infinidad de aparatos, en mi dedo tengo uno que va conectado a un monitor, donde pueden leerse mis signos vitales, me acerco a él y miro la línea que indica que aún estoy viva, que mi corazón aún late.

-Por favor, salga, no puede estar aquí más tiempo -dijo una enfermera, yo estaré al pendiente de ella, no se preocupe.

Él pone un beso en mi frente y sale de la habitación, yo salgo junto con él, afuera, ya lo espera una pareja algo madura, la mujer lo abraza con fuerza, al parecer son sus padres. ¡Vaya! Nunca pensé conocerlos en tan extrañas circunstancias, él desde un principio quiso que ellos me conocieran, pero yo me negué, para mí, era tanto como hacer oficial un compromiso que yo, de momento, no quería.

- El neurólogo me ha dicho que está en un coma severo, no se sabe si reaccionará, pero harán todo lo posible para que los bebés lleguen a término. Mamá, he acabado por arruinar su vida -dijo estallando en desgarradores sollozos.

Que mal me siento por él, ahora, al escucharlo decir esas palabras, recordé lo que le dije antes de salir corriendo. Me acerco a él y toco su brazo.

- Quiero decirte que no es cierto mi amor, nada de lo que te dije es cierto, perdóname por favor, yo te amo y ahora sé cuánto me amas tú...

Yo nací en Venezuela, en un barrio muy pobre del cual yo siempre quise salir, yo no era una chica común, desde pequeña trabaje muy duro para costearme mis estudios, siempre fui una alumna destacada, siempre busqué la excelencia, al terminar la educación media superior, mi madre me dijo que tenía que trabajar de tiempo completo para ayudarla con los gastos de la casa, pues nuestra economía de por si mala, se había visto considerablemente disminuida a causa de una lesión que mi padre tenía en la columna vertebral que le impedía trabajar y moverse con facilidad.

Para mí fue el acabose, durante días me la pase pensando en lo que haría, trabajar de tiempo completo implicaba dejar de estudiar y tan sólo el pensarlo me ponía muy mal.

-¡Valeria, Valeria!
Escuché a alguien llamarme el día que fui a recoger mis documentos a la escuela, al dar la vuelta, vi al director venir hacia mi muy agitado.

-Justo a ti te estaba buscando, ven vayamos a mi oficina tengo algo para ti.
Una vez ahí, me mostró unos documentos membretados de una universidad particular en la ciudad de México, cuyo dueño era venezolano, mi corazón dio un vuelco ¿Acaso era que?... Recordé que al inicio de año, me inscribí en un programa de becas que daban a alumnos destacados y de pocos recursos para estudiar en México, mucho tiempo guarde la esperanza de que me aceptarían, pero al paso del tiempo lo fui olvidando, ahora no podía creerlo, miré al director a los ojos y con una sonrisa me dijo lo que ya sabía, no cabía en mi de felicidad ¡después de todo no dejaría de estudiar!

Todo el camino a casa fui haciendo planes, trabajaría en mis tiempos libres y mandaría el dinero a mi familia, por mí no me preocupaba, pues recibiría alojamiento y una cantidad para mis gastos. A mi madre no le agradó la idea, pero sabía que resultaría inútil oponerse, sabía de mis sueños y también sabía que yo pasaría sobre cualquier cosa antes de renunciar a ellos, así que no tuvo otra opción más que darme su bendición, cuando, con lágrimas en los ojos me vio partir una lluviosa mañana, por un momento sentí remordimientos y me pregunté si acaso era tan malo ir tras mis sueños, ¿era acaso que mi ambición me estaba llevando a los extremos? -

¡No!-. Me contesté, yo lo hacía por ellos y también por mí, no quería ver marchitada mi vida en medio de aquellos arrabales, a nadie le hacía daño con querer llegar lejos, tan lejos como las estrellas, yo quería sacar a mi familia de la miseria, darles un futuro mejor y era la única forma de conseguirlo, así que por ellos y por mí lo iba a lograr, pensé, mientras el avión se elevaba entre aquel cielo gri.

Gritaré Al Viento Que Te AmoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora