Capitulo 15

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—¡Hasta cuando la Ley del hielo! —Grité exasperada en el pasillo de la escuela a Micaela.

Esta vez se ha pasado. Nunca una ley del hielo había sido tan prolongada y larga, ahora, ella no solo pretendía no hablarme sino que me ignoraba completamente. No miraba en mi dirección y cambió de asientos con Maira.

¿Se imaginan lo difícil que es sentarse con Maira? Ella es rara y siempre huele a pasta dental.

No es que ahora Dago se escape también de esto. Él no me habla, me mira nervioso, pero no me habla.

Gritó mientras me doy vuelta y dejo que Micaela se vaya, Dago estaba a unos metros de mí mirando todo. Entrecerré los ojos, él se mandó a correr.

Corrí tras de él hasta el final del pasillo, baja las escaleras en bola de humo y yo también las bajé así. Al bajar, lo veo abrir la rejilla para escaparse del edificio y me lanzo encima de él, caemos al piso en una posición comprometedora.

Estoy arriba, agarro sus hombros, y furiosa le pregunto:

—¿Qué mierda está pasando?

Sus ojos me miran con espanto, mira a los lados tratando de buscar ayuda y solo escucha como un idiota hace un comentario de lo que está pasando. Miro al idiota, lanzándole una mirada que quema globos oculares y el tipo se marcha.

Vuelvo a repetir:

—¿Qué mierda está pasando?

Dago traga en seco. —Micaela solo está asustada.

—¿Por eso no me habla?

—Tu vecinito nos amenazó a ambos, disculpa, pero no queremos morir.

Lo golpeo en el hombro.

—¡Ustedes no van a morir!

—No quiero averiguar eso Mara —Me mira serio.

Me levanto de encima de él. —Leo no es un asesino.

Dago se sienta a mi lado en el piso.

—El tipo tiene salidas nocturnas, acosa a niñas de dieciséis, está robando dinero para gente el doble o triple de mala, Mara... despierta, lo último que le falta es que sea un asesino. Yo honestamente no quiero averiguar esta mierda, ¡quemó mi computadora! —Me miró enojado—. Dime, ¿para que querría yo saber que esconde?, lo descubro, ¿y después qué?, ¿me van a matar y vender mis órganos en el mercado negro? Él es más inteligente que nosotros.

—¿Entonces estoy sola en el proyecto Seev?

—Estás sola.

Se levanta y se sacude el pantalón. Lo veo marcharse.

Son unos hijos... De... Oh Dios. Estoy tan enojada.

Camino a mi salón de clases otra vez. Estoy sola en esto, mis amigos son los cobardes más grandes del mundo.

Abro mi cuaderno.

«He logrado dos de cuatro de mis objetivos:

1.- Besar a Leo.

2.- Besar otra vez a Leo.

Los tacho los dos.

3.-Saber porque sale a altas horas de la noche.

4.-Besar a Leo por tercera vez.»

Dejo de escribir y veo a la profesora escribir en la pizarra la palabra "dictado". Cuando busco mi otro cuaderno en mi mochila veo a Micaela mirarme mientras habla con Dago. Aparta la mirada y mira a su cuaderno.

Secretos en el VecindarioWhere stories live. Discover now