Capitulo 5

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Ruedo los ojos, odio repetir.

—Es que aún no puedo creerte, ¿y si me estás hablando mentira?

—¡Te lo juro Micaela, Leo tiene fotos mías en su habitación escondida de la casa! —Le subo la voz—, las vi, yo tenía mi quijada apoyada de mi puño y estaba en mi cuarto de redes.

— ¿De tu cuarto de redes? —me preguntó— ¿Ese que está a menos de un metro de aquí?

—Si —Alcé los hombros—, ese mismo.

—Entonces hackeó tu cámara web.

— ¿Qué? —pregunto. Me levanto de la cama y camino hacia donde esta Micaela sentada, arriba de mi cómoda.

—Sí, porque entonces, ¿Cómo tomó las fotos?

—Tienes razón... —Caminé por el cuarto mientras tocaba mi quijada con mi dedo índice.

— ¿Y qué vas a hacer?, ¿no le dirás a tu papá, a tu mamá?

—No. —La miré de forma obvia y abrí mis ojos, me acerqué a ella—. ¿Estás mal de la cabeza? Puede ir a la cárcel, incluso puede estar escondiendo algo más, quién sabe.

—¿Lo dices por las demás carpetas?

—Si... —Fruncí el ceño—, no las revisé, Lalie comenzó a llamarme. Quiero... quería volver, pero no he tenido el tiempo porque ayer no cuide a Lalie, y antes de ayer se la llevó a una sala de tarea. Y hoy no sé, estoy contigo. Mañana es mi cumpleaños y el de él. Mañana. —repito mientras medito.

—Suena creíble. —Peinó su cabello—. Tienes que averiguar que esconde, así que trata de volver a su casa.

— ¿Pero y si yo en realidad no quiero saber qué es? —le pregunto—. ¿Y si él es un asesino en serie o un violador o cualquier otra cosa mala, y no tenga de otra que ir a acusarlo con la policía o con mi papá? —Dejo mi quijada abierta. Ella me mira como si estuviera loca—, porque si Mica, lo quiero, pero no puedo apoyar lo malo.

—No exageres. Que me estás asustando —dijo con una sonrisa extraña.

—Además, su computadora era rara.

—Hablemos con Dago. —Resolvió.

— ¿Dago Micaela, Dago? ¡En serio!, ¡Concéntrate! Mi crush podría estar enamorado de mí como también podría estar haciendo algo ilegal. Como por ejemplo, hackear mi cámara web... —Me quedo en silencio, Micaela me mira. Estoy siendo extra dramática.

—¿No será que si hackeo tu cámara web, hackeo tu laptop?, ¡El ve todo lo que haces!, ¡Incluso tu Twitter secreto, donde hablas de él!

Abrimos los ojos las dos como en una caricatura. Me tiro en la cama y grito en las almohadas.

Ahora sí, oficialmente quiero que la tierra me trague.

—Micaela, Mara, ¿bajan a cenar? —Llama mi mamá desde la primera planta.

—¡Ya vamos mamá! —respondo.

Micaela peina su cabello otra vez mientras se ve en el espejo. Yo me levanto y pongo expresión triste.

—Esto parece una película, ahora falta que nos vengan a matar porque sabemos algo —dice ella emocionada.

—No estoy de ánimos. —Le aviso. Me muerdo el labio—. Quería todo esto pero no así, y mañana es mi cumpleaños, y aun no lo he besado, y quiero hacerlo. Demasiado, quiero Micaela, por favor.

—Pídeselo. —Me dijo mirando hacia el techo.

—Está casado. Yo no le gusto. —Mi voz salió monótona.

Secretos en el VecindarioWhere stories live. Discover now