Capítulo 8 *EDITADO

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Capítulo 8



Al día siguiente Harry comenzó su rutina, tomó una ducha y posteriormente se arregló para bajar a tomar su clase de mecánica.

Sentía algo de remordimiento, sin embargo trataba evitarlo. Entró al garaje decidido a fingir que nada había pasado, que todo estaba bien entre él y Louis y que tomaría una simple clase junto a éste.

El mayor no se encontraba ni en el garaje ni en su habitación, Harry volvió a la casa y fue directamente hacia la cocina, pensando que tal vez lo habían puesto a trabajar ahí desde temprano.

Sofía era la única persona que se encontraba en esa habitación, preparaba el desayuno con una gran sonrisa.

—¿Has visto a Louis? —Preguntó al instante, si siquiera dar un saludo. Se adentró a la cocina y fue rápidamente hacia la ventana que daba al jardín delantero para buscar a Louis con la mirada.

—Hola, mi niño. —Respondió la mujer sin borrar la sonrisa—. No, no lo he visto desde ayer que dos soldados lo sacaron de la casa. Después de eso no lo volví a ver por aquí.

—De acuerdo... —Harry sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar aquellas palabras. Temió porque los soldados hubieran lastimado demasiado fuerte a Louis dejándolo votado en el bosque, o en el peor de los casos... lo hubieran asesinado.

—¿Te llevo en desayuno al garaje? —Preguntó de pronto Sofía sacándolo de sus pensamientos.

—Yo lo llevo. —Respondió quitándole la charola de las manos y caminando de nuevo hacia el lugar donde se encontraban las motocicletas.

Cuando se adentró de nuevo al lugar quedó en completo silencio, dejó la charola sobre el piso y recargó su cabeza contra la pared, no podía dejar de pensar sobre Louis. Se torturaba a sí mismo pensando en que podía haber provocado la muerte de una persona que no se lo merecía por un simple capricho. Al final de día él no era diferente a su padre y le daba rabia darse cuenta de eso, le molestaba ser todo lo que comenzaba a odias.

Decidió que lo mejor sería esperar, seguro sólo estaba cumpliendo algún deber fuera de la casa o algo así. Comenzó a dar pequeños bocados a su comida, lo que provocó que se sintiera satisfecho demasiado rápido y dejara más de la mitad de la comida.

Comenzaba a desesperarse demasiado, ya habían pasado más de 40 minutos desde que su clase debía haber comenzado, si Louis no se aparecía debía ser por algo grave.

Su corazón comenzó a latir con mucha fuerza, quería hacer algo, preguntar a los soldados si sabían acerca del chico, cualquier cosa. Se acercó a la puerta y cuando estuvo a punto de colocar su mano en la cerradura, ésta se abrió.

El mayor entró a la habitación con la mirada baja, ni siquiera le dio importancia a la presencia del rizado. Se veía pésimo, tenía un gran moretón en el ojo izquierdo, el labio muy hinchado, el cual aún sangraba un poco y también tenía todo el cabello y ropa llena de tierra. —Buen día, joven, en un momento comenzamos con sus lecciones. —Habló apretando el puño, tragándose toda la rabia que sentía hacia ese maldito niño en esos momentos.

Harry no sabía qué decir, él había sido el culpable de cualquier cosa que Louis había tenido que sufrir. Sin embargo continuaba pensando que éste lo había tenido bien merecido, había sido educado de esa manera, para él Louis era el único responsable.

Dio un suspiro y rápidamente comenzó a hablar sobre mecánica, mantenía su mirada en las motocicletas para no tener que tener ninguna comunicación directa con el rizado. Sentía que en cualquier momento caería al piso, no había dormido en toda la noche, tenía más de 24 horas sin comer y su cuerpo ya no lo soportaba.

Eres Mi Religion. (Larry Stylinson) *EN EDICIÓN* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora