Relato 1: Muriendo antes de vivir/ Capítulo 4 Nuevo comienzo

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Capítulo 4: Nuevo comienzo

Al final del pasillo. Danna se sentía mareada.

—Creo que la herida de la frente es más profunda de lo que se ve —habló consigo misma, viéndose en el espejo. La herida le dolía, pero sus piernas se sentían muy débiles, en especial la pierna izquierda.

Se quitó la ropa, inspeccionado su cuerpo, tenía una pequeña cortada en la pierna, parecía un rasguño. Danna no le dio importancia. Caminó hacia la ducha y empezó a bañarse.

A los minutos, empezó a fallar la electricidad.

—Es temprano no son ni las seis de la tarde, intenta no irte —dijo en voz alta Danna, como si alguien en especial los de la compañía eléctrica, pudiera escucharla.

En cuanto salió del baño, caminó hacia su cama. Le había empezado un fuerte dolor de cabeza.

—Estúpido accidente, me siento terrible —susurró, sentándose sobre la cama. Tocándose la herida que tenía en la frente.

Tampoco te has alimentado bien, sería bueno que bajes y comas algo —pensó—, además cómo es que te hieres la cabeza en un accidente donde llevabas cinturón de seguridad —¡jodido mundo de mierda!— murmuró mientras se vestía poco a poco, a pesar de que no soportaba el fuerte dolor de cabeza.

Al salir caminó por el pasillo y escuchó el agua caer que provenía del cuarto de Marcos. Iba a llamar a la puerta, pero no quería interrumpirlo ya que estaba segura que aún se estaba bañando. Empezó a bajar por las escaleras. Pero su cuerpo no resistió. Volvió a sentir un fuerte mareo y cayó perdiendo el equilibrio y rodando por todos los escalones.

Marcos escuchó un fuerte estruendo, cómo si algo cayera cerca de su habitación. Sin dudarlo salió del baño, se cubrió el cuerpo con una toalla, agarró el arma y salió rápidamente del cuarto.

Impactado, vio como el cuerpo de Danna estaba al pie de la escalera.

—Mierda, se ha caído... Danna... ¡Danna! —la llamó, mientras bajaba las escaleras.

La inspeccionó y una de sus piernas estaba partida, a la altura del tobillo. Pero aún respiraba. Soltó el arma y cargó el cuerpo de la chica. No quiso moverla demasiado, así que la acostó sobre el gran sofá que estaba en la sala.

—¡Danna, no se te ocurra morirte! —le exigió, veía como sus manos temblaban. Estaba tan preocupado que sus nervios le jugaban una mala pasada.

Danna no se despertó, él esperó que eso ocurriera por unos minutos. La tocó para sentirle el pulso y se dio cuenta que estaba sudando.

—Supongo que tienes calor, prenderé el aire acondicionado entonces —le dijo, como si Danna pudiera escucharlo en su estado de plena inconsciencia.

Buscó el control del aire acondicionado y lo encendió. El lugar a los pocos minutos se sintió más fresco.

—Danna, ya vengo me iré a vestir. Algo se me debe ocurrir  para ayudarte a despertar... ya vengo. — le susurró Marcos, mientras se alejaba y agarraba el arma del suelo.

La necesidad de hablar con alguien y de ser escuchado consumía a Marcos. No quería perder a Danna. Necesitaba estar cerca de alguien vivo para no volverse loco.

Marcos tardó treinta minutos en conseguir algo limpio que ponerse, su ropa la había dejado en su casa, y de él solo tenía lo que acababa de quitarse. Esa ropa estaba llena de la sangre negra de los zombis y no le apetecía volvérsela a poner.

Revisó todas las habitaciones hasta que consiguió un jeans y una camisa de algodón que parecía ser del padre de Danna. El closet estaba lleno de pura ropa elegante y lo más sencillo que encontró fue lo que decidió ponerse. 

Serie Convirtiéndome en Zombi- KassfinolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora