Relato 3: Entendiendo a los muertos. Capítulo 10: ¿Avanzamos?

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—¿Qué fecha es? —Sebastián miraba a Flory, que estaba acostada sobre la cama, podía ver una pierna desnuda y el resto estaba tapada por las sábanas blancas

—Mierda mejor dime la hora, la aproximada claro está, necesitamos baterías... quiero café y déjame dormir un poco más por favor... ¡Y lárgate de aquí hoy creo que no tengo ropa puesta!

Había poco que hacer, habían pasado seis meses desde la muerte de Olga. Desde ese día solo habían salido tres veces más a buscar comida, siempre haciendo el mismo procedimiento, pero ahora también ayudaba a Sebastián. Cada vez que iban a salir le disparaban a un zombi, le quitaban la ropa, se llenaban de sus fluidos y salían a buscar comida prácticamente con tranquilidad. Ya todo era normal para ambos, no sentía esa adrenalina y sabían cómo comportarse frente a los come carne.

Con la diferencia en que habían alrededor de tres días en que las calles tenían poca presencia de los zombis.

—Creo que es 29 o 30 de marzo, no sé decirte con exactitud, mira la hora en tu kindle que es lo único que se mantiene con batería últimamente o deja y pongo a cargar un celular para darte día y hora exacta... Hey necesito que te levantes. Algo raro pasa, últimamente te la pasas leyendo tus libros eróticos de Grace Lloper y Castalia Cabott, que gracias al Dios ausente pudiste descargar antes de toda esta mierda; y por eso no has mirado mucho la carretera. No es por alarmarte, pero desde hace varios días la veo algo desolada.

—¿Cómo? —Gritó Flory— ¿Y los zombis? Mierda a veces eres bestia, ¿Cómo es que no me dijiste nada? —Se cubrió con la sábana, caminó hacia el cuarto de baño y se metió a bañar.

Sebastián caminó hacia la puerta y siguió con la conversación:

—Ahí están, pero veo muy pocos, algo pasa tengo un raro presentimiento. No tenía la certeza, pero ya creo que no es normal.

—¿Qué piensas al respecto?

—No sé, creo que deberíamos salir a ver, total si estamos llenos de toda esa sangre podrida y harapos ellos ni se dan cuenta de que estamos ahí.

—¡Por Dios! Entonces... ¿para qué carajo me estoy bañando? Aun no me acostumbro a toda esta mierda.

—Ya logré conseguir a dos zombis rezagados por la calle, en cuanto hice un poco de sonido se volvieron como locos y corrieron, claro en la medida en que sus esqueléticas piernas se lo permitieron, están como desesperados... como si sintieran hambre, tal vez son cosas mías, pero fue lo que percibí.

Flory salió del baño toda mojada con el cabello cayéndole por los hombros.

—No creo que sientan, ni que piensen, ni nada. Tal vez es solo eso, necesitan comer y tengo un buen rato que ni un automóvil veo pasar, ni un solo grito de un sobreviviente a punto de morir en la calle, ni por aquí, ni cuando salimos a buscar comida... nada... todo está en completo silencio.

—Y ese silencio me da escalofrió, porque ni siquiera escucho los sonidos guturales de los zombis. Al menos por nuestra calle, la última vez que salimos sí los escuché.

Flory buscó su agenda y leyó.

—¡Claro Seba, ellos hacen silencio al principio cuando sabían que iban a comer!

—No entiendo tu punto.

—Bueno, ahora no tienen comida, hacen como si no estuvieran en todo momento, para poder comer, es lógico. Supongo que actualmente comen menos que antes.

—Esos HDP ¿Piensan?

—No cariño, se adaptan. Es normal, ocurre con todo. Tú y yo, ya nos adaptamos a estar entre ellos, igual ocurre con ellos.

Serie Convirtiéndome en Zombi- KassfinolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora