El Hermano De Mi Amiga. [AC#1]

17. Jake el pendejo.

Llegué a mi casillero. Lo abrí y dejé el libro de Biología dentro.

Cerré mi casillero y hay un chico apoyado en el casillero de al lado con un pie apoyado ahí mismo.

No cualquier chico. Jake.

Bufé.

-Hola preciosa...- Me dijo de modo "Seductor".

-¿Qué quieres, Jake?- Puse una mano en mi cintura.

-No lo sé... Estaba pensando en que... No lo sé... Que todo sería mucho mejor si tú y yo... Volviéramos ¿No?

-¿Esto es una broma?- Él negó con la cabeza.- ¿Tú crees que yo volvería contigo? ¿En qué estamos? ¿En el mundo de Jake donde todo lo que el quiere lo tiene? Jake, no quiero volver contigo y para que sepas, fue un enorme error en haber sido tu novia.- Le dije dándome la espalda y yéndome de ahí.

-¡¡Jamás encontrarás a alguien como yo!!- Me gritó desde el casillero. Yo estaba casi al final del pasillo.

Me di vuelta y le grité:
-¿¡Enserio!? ¡¡Esa es la idea!!

Seguí caminando.

Sentí que Jake me tomo por la polera y me dio vuelta.

-Yo te recuperaré.- Afirmó.

-¿Enserio? Haz lo que quieras, Jake. Pero si intentas volver conmigo, no lo lograrás jamás. Porque yo ya sé como eres tú y no volveré a caer en lo mismo.

-Luke Brown no es como yo, Kim.- Dijo.

-Y esa es una de sus mejores cualidades.- Contraataqué.

-Nunca serás igual de feliz sin mi.

-Claro que no, seré más que feliz sin ti. Ahora date media vuelta y vete. Y si ves a tu hermana, dile que en el almuerzo la espero en el gimnasio. Si es necesario, llévala. Aveces se pierde. Después de todo es Nicole.

Y con eso me fui definitivamente.

~•~

Todo había vuelto a la normalidad. Todas nosotras juntas y sin estar incómodas.

Pasó el día como todos los días normales. No me topé con Luke en ningún momento.

Ya era de noche. Son las nueve de la tarde pero como es invierno, oscurece antes. Ahora estaba en mi casa, sentada en el sillón, en mi teléfono.

-Kim.- Me llama mi mamá bajando las escaleras.

Seguí en mi teléfono.

-Kim.- Insistió de nuevo.

Seguí en mi teléfono.

-¡Kimberly!- Gritó quitándome mi teléfono.

-¿¡Qué!?- Le respondí.

-Te quedarás aquí cuidando a Isabella, ¿Ok? Llevaré a Emma al doctor.- Dijo buscando sus llaves del auto, su abrigo y su bolso. Yo la seguí para que me entregara mi teléfono.

-Tú eres doctora.- Dije.- ¿Para qué la llevarás a un doctor cuando tú eres doctora?

Bufó.

-Porque no está enferma. Isabella la tiró de su cama y estoy segura de que Emma tiene un esguince. No dejes que Isabella salga. Te llamo.