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Dante.

Le doy su espacio y vuelvo a la oscuridad. No pude evitar intervenir.

Si él es el supuesto hermano. ¿Por qué no lo conocía?

Por qué no sabía nada de él...

Él se le estaba insinuando.

Y ella estaba incómoda.

¿Por qué no sabía nada de esto?

Decido levantarme y me dirijo hacia Ariana.

Me siento al lado de ella ganándole una mirada del tipo con el que está.

—Ariana.—Hablo lentamente sin despegar la mirada del hombre.

—¿Quién es usted...?—Se queda en silencio por unos segundos analizándome.—¡Niño Dante!—Grita emocionada.

—Por dios Ariana. Ya no soy un niño.—Ruedo los ojos.

—Siempre serás un niño para mí, pequeño Dante.—Se ríe.

—¿Quién es él?—Pregunta el tipo con el que estaba hablando antes Ariana.

—No te importa.—Contesto mirándolo mal.

—Dante...—Dice Ariana.

—Soy Dante ¿qué no escuchaste?

—Es un amigo de Angelina, la chica que cuido desde pequeña, y bueno él es casi como...

—Define amigo.—La interrumpo.—Angelina y yo podremos ser todo menos amigos.—Ruedo los ojos.

—Perdona lo mal educado que es. Se escapó del zoológico.—Ariana rueda los ojos.

—Muy graciosa Ariana. Tus chistes siguen tan malos como tu comida.—Añado para fastidiarla.

—Maldito mocoso...—Susurra.

Miro al tipo que nos mira sin entender nada.

Tiene toda la vibra de un gánster.

—¿Conoces La Camorra?—Encaro una ceja.

—¿Q-Que?

Coloco mi mano en la mesa y mira mi anillo. Su cara palidece.

—L-lo siento señor. B-buenas noches.—Se levanta torpemente y se va.

—Fantástico.—Dice con ironía.

—Tengo que preguntarte algo.

—Pues, pregunta—Se cruza de brazos.

—¿Cómo se lleva Angelina con su hermano?

—Hermanastro—Me corrige.—Él no pasa mucho en casa. Pero cuando está. Siempre hace comentarios obscenos sobre ella. O intenta hacerle algo. Es una suerte que siempre estoy ahí para ayudarla, si no fuera así no quiero ni imaginar lo que podría pasar.—Dice.—Si te lo digo es porque confío en ti y sé que no lo usarás en su contra. Sé que ustedes tienen un trato un tanto especial. Pero... En el fondo se preocupan por el otro.

—Claro.—Ruedo los ojos.—Cuando los haga arder recuérdame darte trabajo. Extraño como cocinas.

Me levanto.

—Niño Dante... Angelina es como mi hija. No le hagas nada.

—Cuídate Ariana.—Me despido con intención de irme al baño.

No me iré de las Vegas sin haber cumplido mi objetivo.

InfernoWhere stories live. Discover now