Amor de Madre

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—¿Pueden explícame como pasó esto? — la voz de esa mujer resonaba desde el exterior del cuarto. Se oía muy enojada y preocupada — tuve que recibir la noticia por la boca de otros, que uno de mis hijos estaba muriendo. Se suponía que debían de protegerla. ¿Qué estaban haciendo ustedes dos?

—Carol, cariño cálmate, ellos no se encuentran bien—un hombre intercedió tratando de calmarla.

—Su hermana se estaba muriendo. — siguió

—Creo que ellos se han tenido suficiente deberían descansar.— subjirió el señor.

-Lo siento mucho mamá, papá es mi culpa. No debí de haberla dejado sola. - dijo Zoé sintiéndose culpable.

-Está bien, ella está bien. No es tu culpa, es mi culpa por ser una mala madre.-sonó triste y quebrada la voz de la mujer.

-Má no digas eso, no es tu culpa, has hecho todo lo posible por intentar protegerla.-Zoé la compadeció.

-No debí haber dejado que se alejara de mi lado. Yo...-rompió en llanto.

-Cariño cálmate, ella nos necesita fuertes, en este momento.

-Lo se, pero no tengo el valor para volver a verla en esa situación, solo de imaginar.-dijo con pesar.

Carol recordaba aquellos momentos en que había perdido a su mejor amiga a la cual quería como una hermana mientras su pequeña niña yacía en una cama de hospital con tantas máquinas a su alrededor para mantenerla con vida que dolía el corazón.

Ese pequeño ángel que la llamaba tía cada vez que visitaba a sus amigos con una sonrisa que podía destruir el mundo. Luchaba sola por sobrevivir.

Había recibido la noticia de que sus mejores amigos Lina y Maxell habían muerto en un accidente de auto. El auto había caído por un precipicio hacia el mar, matando en el impacto el matrimonio y su preciosa hija había sido encontrada en la orilla

Estuvo esperando todo un mes para que la pequeña abriera los ojos con el corazón en la mano. Decidió desde el momento en que conoció la noticia que protegería esa sonrisa. Y cuando por fin la pequeña despertó es del coma sus preciosos ojos abrieron sin ninguna expresión, como si lo ocurrido hubiera hecho hueco en su corazón. La pequeña era como un cuadro que no trasmitía nada y sus hermosos ojos azules eran un mar profundo de tristeza y dolor, no había expresiones en el rostro.

Busco a todos los especialistas del campo para tratarla puesto que el suceso se revivía en su mente una y otra vez ocacionando noches y noches de desvelos por las pesadillas recurrentes.
Remodelaciones en la casa se habrían convertido en la rutina de Carol y cuando por fin la pequeña pudo sanar, decidió que quería volver a casa de sus padres.

Carol no sabía que decir, como alejar a su hija, temía que la lastimaran, pero concibió aquello porque un médico dijo que la ayudaría a cerrar etapa. ¡Si tan solo no le hubiera hecho caso! Se decía a si misma.

-Es mejor que descansemos- dijo el hombre poniendo fin a la conversación.

***

Ya han pasado algunos días desde el accidente. Lucas vino a pedir perdón junto con Laura y su madre. La cual lloró al verme. Aquel encuentro fue lo más extraño que pude presenciar.

-Disculpa, fui muy inmaduro- Lucas tenía comprimido el pecho, la culpa lo martirizaba. Por primera vez sus bromas había puesto en peligro la vida de alguien y eso podía reflejarse en sus palabras.

- Está bien, estoy bien. Lo importante es que aprendas de tu error, eso vale mucho. - expresé.

-Yo también quiero disculparme pero con los dos. - intervino Laura, su rostro estaba muy demacrado - Lucas debí haberte dicho que no sabía nadar y Lu eres mi mejor amiga y te aprecio mucho debí ser más precavida.

-No hay problema-Le sonreí.

La mujer que estaba al lado de ellos se me quedaba mirando fue muy incómodo. Su mirada era tan penetrante que hizo que me fijara en ella, una lágrima rodó por su rostro.

-Perdón creo que me emocioné.-dijo mientras secaba sus lágrimas.

-No hay problema.- me limité a observar su actitud.

-¿Ma, estás bien?-Laura se preocupó por el repentino cambio emocional de su madre.

-Lo siento, lo siento muchísimo, por favor perdóname, perdoname- decía la mujer desesperada.

-¡Mamá!- Lau le llamó la atención intentando que se calmara. No era normal su reacción. A duras penas la pudo sacar de la habitación.

Mientras tanto Lucas y Daniel cruzaron miradas de odio.

-¿Crees que no diré nada porque ella te perdono?.- Daniel se mostró furioso.

-Daniel, detente- le pedí

- Porque los perdonas, no lo merecen-Su odio se había intensificado pero creo que era el odio a si mismo.

-Porque el perdón ayuda a sanar todas las heridas y perdonarse uno mismo sana el alma.

Mi vida dentro de una novela romántica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora