30. Haciendo música

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Ambos se tiran a la cama del hotel nada más entrar a la habitación. Ha sido un día intenso, muy intenso. Han pasado toda la mañana grabando el himno de los Juegos Olímpicos con el resto de finalistas de OT. Ha sido un reencuentro bonito, tras unos días separados, después de haber vivido juntos durante tres meses. La canción se ha ido montando y cada vez les gusta más cómo va quedando. Y sobre todo, lo pasan de maravilla los seis juntos. Martin y Ruslana se habían echado muchísimo de menos, y pasan el tiempo contándose mil cosas. Lucas y Juanjo no dejan de bromear en todo el tiempo, haciendo el idiota. Lucas está especialmente involucrado en picar a Martin, lo que le resulta muy divertido.

En respuesta a algo que le dice Juanjo, le planta un besazo en la mejilla. Martin, desde la distancia, alza la mirada.
—Oye, ¿qué hacéis? —pregunta el vasco.
Lucas se parte de risa.
—¡Nada ha cambiado, boludo! ¡Siguen igual de celosos!
Martin se levanta del sillón en el que está con Ruslana y va hasta Juanjo, sentándose en su regazo.
—Miralos, miralos. Claro, ya no hay cámaras, pueden hacer lo que quieran, pueden morrearse acá delante de todos. —dice Lucas, sonriendo con picardía.
—No va a pasar. —le asegura Juanjo.
Pero Martin le agarra la cara con las dos manos y le planta tremendo beso con lengua.
—Pero, pero, PERO —grita Ruslana.
—¡Nooo, locos! ¡No agaporneen acá, boludos! —chilla Lucas, muerto de risa.
Juanjo se aparta, rompiendo el beso, sonrojado y sonriendo.
—¡Pero Martin! ¿Te quieres calmar, por Dios? —dice Juanjo, con una risa tonta.
En ese momento entran Naiara y Paul, que habían ido a por cafés.
—¿Pero qué coño pasa? —pregunta Naiara, flipando.
—Yo quiero saber el motivo de tanto grito, eh. —dice Paul, entre risas.

Martin y Juanjo pasan la tarde en el estudio con los ARs de Martin, grabando su single. Aún no tiene claro cómo se llamará, pero los fans ya lo han apodado "rompeolas". A Martin no le disgusta. Juanjo ha ido básicamente a darle apoyo moral (y a morirse de lo mucho que le gusta su novio). Verlo ahí, de pie frente al micrófono, con los cascos puestos como un profesional, frunciendo el ceño, mientras graba voces y melodías... Juanjo está obsesionado. La voz de Martin suena tan dulce y tan bonita en la canción, que es como una caricia. Y la letra de la canción es preciosa.

Juanjo se siente orgullosísimo de Martin, quiere abrazarlo y darle muchos besos. Y eso hace nada más salir Martin del box. Lo estrecha en un abrazo fuerte y le da besitos en los labios mientras le dice lo bien que lo ha hecho, todo con su característica voz de bebé.
—Martin, qué canción, por Dios. Es tan bonita y te suena tan dulce que podría escucharla hasta que me muera. Estoy muy orgulloso de mi "Dovio".
—Do... —dice el otro, haciéndole pucheritos.
Los ARs ya ni se sorprenden de sus muestras de cariño.
—Esto ya estaría, Martin. —dice Samurai cuando al fin los chicos se separan.

Ahora, ya en pijama y tirados en la cama del hotel, a Juanjo se le ocurre una idea.
—Oye, ¿vemos algo? Una peli o algo.
—¡Ay, sí! Sí, por favor. —contesta Martin, emocionado.
—¿Y qué quieres ver? —pregunta Juanjo.
—Hmm... Pues... Buah, hace tiempo que tengo ganas de volver a ver "Call me by your name".
—No la he visto. ¿Está guay?
—Buah, es preciosa. Todo: la estética, la filmografía, la historia...
—Venga, pues la vemos.
Martin, encantado, va a por el portátil y entra en Netflix para buscar la película. Se meten debajo de las sábanas y Martin le da el portátil a Juanjo para que lo coloque sobre su regazo. Entonces se acuesta con la cabeza apoyada en el pecho de Juanjo, que le acaricia el pelo distraídamente.

(((Mierda chicas, Juanjo acaba de decir en un podcast que vieron "Call me by your name" en Magallón, pero lo ignoramos, para que esto tenga sentido 🫠)))

Y le dan al play. Martin ha visto esta película mil veces, así que permite algunas de las intervenciones de su novio, que adora comentar las películas. "Qué bonito todo, eh", "Qué guapo, por Dios", "¿Se van a comer la boca?", "Oye, es precioso todo, quiero irme allí de vacaciones", "Lo de llamarse por el nombre del otro es un poco raro", "Los padres del Elio son adorables", "¿Qué cojones hace con el melocotón...?"
—Juanjooo, cállate un poco, amor.

Al final de la película, cuando Elio se despide de Oliver en la estación de tren, Martin llora y Juanjo se aguanta las lágrimas, poco acostumbrado a que una película lo emocione. La última escena, con Elio llorando tras hablar con Oliver por teléfono, pasado el tiempo, hace que Juanjo no pueda aguantarse más. Se echa a llorar. Martin, también emocionado, le sonríe con ternura y deja el portátil a un lado para poder ponerse encima de Juanjo y abrazarlo.

—Gracias por verla conmigo, Juanjo.
—Gracias a ti, amor, que me ha encantado.
Martin suspira.
—Intenté convencer a mi ex de que la viera conmigo un montón de veces... y nunca quiso.
Juanjo ya se ha dado cuenta de que esta película significa muchísimo para Martin, conecta con ella de una forma que Juanjo no entiende del todo, pero le encanta lo apasionado que es el vasco con estas cosas.
—Yo voy a ver contigo todas las pelis que quieras. —le dice.

Un rato más tarde, están cada uno con su móvil, acostados.
—Joder, tengo demasiadas notificaciones de Insta, se está trabando la app. —murmura Martin.
Juanjo se acurruca contra él, para ver cómo se congela la pantalla del móvil.
—Mira, ya para. —dice Juanjo.
Martin entra a los DMs, y tiene unas cuantas solicitudes que ignora. Va viendo quién le ha escrito, tiene un par de mensajes de podcasts que quieren entrevistarle, posts que le han compartido sus amigos, unos cuantos mensajes de cuentas fan... contesta uno por uno, y Juanjo, con la cabeza apoyada en su brazo, se pone con su móvil.

Martin llega entonces a un mensaje de Javier Ambrossi. Le hace muchísima ilusión ver su nombre en sus DMs. Sin esperarse nada, entra al chat y lee el mensaje. Lo lee tres veces y cierra la aplicación. Se queda unos segundos mirando al techo, procesando lo que acaba de leer.
—Juanjo... —dice.
—¿Hmm?
Martin no dice nada.
—¿Qué pasa? —insiste Juanjo.
Martin vuelve a encender su móvil y entra en Instagram. Juanjo lo mira, confuso.
—¿Martin...?
El vasco abre el chat de Javier Ambrossi de nuevo. Vuelve a leer el mensaje, y a su vez Juanjo estira el cuello para poder leerlo.
—Ostia. —dice Juanjo, arrancándole el móvil de la mano a Martin e incorporándose, volviendo a leer el mensaje.

Están trabajando en una nueva serie musical y tienen un papel que les gustaría ofrecerle a Martin. Si acepta, pronto le mandarán el guion y concretarán los ensayos, e igualmente mañana se pondrán en contacto con el representante de Martin. Este, aún acostado, mira como Juanjo lee y relee el mensaje.
—¡Martin! ¡Ay Dios, Martin! —grita Juanjo, tirándosele encima y abrazándolo.
—No me lo creo, madre mía. Bueno, sí me lo creo, es que vas a ser una estrella, claro que sí. —murmura Juanjo.
Martin estrecha con sus brazos a Juanjo, abrazándolo con fuerza, y se echa a llorar.
—Bua, soy tan feliz... —dice, emocionado.
—Te lo mereces tantísimo, mi amor, te mereces esto y más.
Juanjo le limpia las lágrimas con sus manos y le besa la frente.
—Ayyy es que eres el mejor. Madre mía, qué fuerte, ¿no vas a llamar a tus padres?
—Mañana. Mañana los llamo, cuando lo haya procesado. Necesito dormir.

Juanjo, enternecido por los nervios de su novio, apaga la luz y ambos se acuestan.
—¿Me abrazas? —pide Martin, acomodándose bajo la sábana.
—Mi bebé. Pues claro, ven aquí.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinWhere stories live. Discover now