14. El mesversario

2.2K 81 0
                                    

Esa mañana, día de gala, Juanjo se despierta con frío. Debería dejar de dormir en calzoncillos. Martin y él están acostados sobre sus costados, pecho con pecho. Juanjo tira de la colcha con cuidado de no despertar a Martin. El vasco duerme profundamente con la cara contra la clavícula de Juanjo, el brazo rodeando su cintura y el muslo bajo el del aragonés. Juanjo se tapa bien y cuidadosamente vuelve a rodear la espalda de Martin con su brazo, pegándose a él para que le llegue el olor de su pelo.

Es hoy. Se le acaba de venir a la mente: hoy Martin y él hacen un mes juntos. Juanjo se pone muy feliz de repente, y no puede esperar a que Martin se despierte para besarle y decírselo. Pero no quiere quitarle tiempo de sueño a su novio, así que pacientemente se relaja contra el cuerpo de Martin, disfrutando de su olor y su cercanía. Lo ama tanto, tanto... Juanjo dormita un rato. Cuando Martin se mueve levemente, recolocándose, y abre un ojo, Juanjo vuelve en sí rápidamente.

—¿Martin? —susurra.
—Hmm.
—Buenos días.
—Hola. —murmura Martin, cansado.
—¿Sabes qué? —susurra Juanjo, ansioso.
—¿Qué?
—Hoy hacemos un mes juntos.
A Martin se le ilumina la cara.
—¡Do! ¡Un mes..! —murmura adormilado, abrazando a Juanjo con fuerza y dándole un beso en el hombro desnudo.

—Ay... te quiero tanto. Eres tan especial, mi agapornis. —susurra Juanjo con voz de bebé.
Martin, sonriendo como un bobo, empuja a Juanjo para que se acueste boca arriba, y trepa sobre él. Mirándolo desde arriba le dice:
—Te amo muchísimo, Juanjo. No sabes lo feliz que me hace despertarme así, contigo. Que esto no se termine nunca por favor.
Juanjo sonríe arrugando la nariz y tira de Martin, juntando sus labios en un beso. El vasco se acuesta con la cabeza sobre su pecho, y así se abrazan y se acarician cariñosamente. Martin vuelve a dormirse, disfrutando de las caricias en el pelo que Juanjo le hace. Un rato más tarde, suena el despertador y todos van saliendo de la habitación, incluidos el vasco y el aragonés, aunque salen los últimos como de costumbre.

Ese día se encuentran en las duchas varias veces, necesitan besarse más de lo habitual. En una de estas, están guardando su ropa recién planchada por Juanjo, cuando Martin dice:
—En veinte minutos hay ensayo.
Y procede a hacerle un gesto con la cabeza a su novio, señalando las duchas.
Y, con disimulo (o eso piensan) entran a las duchas y se funden automáticamente en un beso entre risas.

—¿Me echas de menos o qué? —ríe Juanjo.
—Cállate. —dice Martin, tímido, arrojando los brazos al cuello del otro.
—Un mes con mi dovio. El mejor del mundo mundial. —le dice Juanjo, con voz de tonto pero ojos sinceros.
—Un mes. En realidad un mes no es nada, ¿no? O sea, ¿la gente celebra un mes? —pregunta Martin.
—Me da igual la gente. Además, no es lo mismo un mes de una pareja normal que un mes nuestro, que vivimos juntos y aislados del mundo.
—Es verdad. Es que ha sido un mes pero parece una vida entera... Y ha sido increíble. —dice Martin, pegando su frente a la de Juanjo.
—Te amo, te amo, TE AMO. —dice Juanjo, atacando a Martin con besos.
—¡Ay, Juanjo! —se queja Martin, entre risas.

—¿No te has cansado de mí? —pregunta Juanjo, de repente.
—¿Cansarme de qué? —contesta Martin.
—Pues de que soy un pesado. Y todo el rato quiero estar contigo.
—¡Pues vaya problema! Yo también quiero estar contigo todo el rato. —dice Martin.
—¿Pero no soy excesivo?
—¿Excesivo? Ni de coña. Eres tú mismo. Y eso me encanta, yo soy más verbal y tú más físico. Nos complementamos.
—¿De verdad? A veces siento que te atosigo muchísimo. Pero es que no puedo parar de querer estar contigo. —murmura Juanjo.
—Si me molestaras te lo diría.
—No quiero molestarte. Pero es que sé que a veces soy demasiado intenso... es que no me puedo resistir.

—Juanjo, ¿tú sabes lo mal que lo pasé al principio, cuando pasabas de mí después de habernos unido tanto en los castings? ¿Después de que pensara que había algo entre nosotros? —dice Martin, mirando a Juanjo a los ojos con intensidad.
—Bueno, tampoco pasaba de ti...
—Si pasabas. Si el Martin de esa época nos viera ahora probablemente se moriría de la alegría. —dice.
Juanjo se queda unos segundos pensativo, con las manos en la cintura del vasco. Martin le acaricia las mejillas, mirándole a los ojos.
—No quiero cansarte. —murmura Juanjo.
—No me vas a cansar. Te amo y amo tu forma de amarme. Solo me das un poco de miedo de vez en cuando, con tus ataques de amor.
—Es que a veces te veo y es como... Joder, ese es mi novio... Y me dan ganas de comerte a besos.
Martin sonríe y besa a Juanjo con fuerza y mucho amor.

Esa noche vuelven a la academia muy felices. La gala es todo un éxito para Martin y Juanjo: ambos han cruzado la pasarela sin problemas y encima les han anunciado que... ¡habrá firmas de discos Y GIRA! Cuando se meten en la habitación esa noche, no paran de hablar, emocionados.

Juanjo, en calzoncillos y camiseta, espera a Martin en la cama. Este tarda unos 2 minutos en aparecer por la puerta, con un tank top blanco y un pantalón de pijama a cuadros, descalzo.
—Qué sueño. —murmura Martin, tirándose al lado de su novio.
Juanjo se acurruca contra él, apoyando su cabeza sobre el brazo de Martin y poniéndole la mano en el pecho.
—Qué noche, eh. —dice Juanjo.
—Ha sido genial. —responde Martin con ilusión.
—No me han nominado.
—¡No te han nominado! Para que veas. No te han nominado NUNCA, Juanjo.
—Ya. Bueno, a ti dos veces solo.
—Y es una mierda.
—Ya. Para mí también lo fue.
Se miran a los ojos con mucho cariño.

—Pero, ¿te ha gustado cómo lo he hecho? —pregunta Juanjo.
—Me ha encantado, amor. Ha sido una actuación súper guay. Lo has hecho genial.
—Gracias, Do. Chiara y tú habéis emocionado a toda España y eso que solo un tercio os habrá entendido. —dice Juanjo.
—Ha sido bonito, ¿no?
—Sí.
—Y hay firmas y gira... —murmura Martin.
—Hay firmas. Y hay gira. —repite Juanjo.
—Vamos a firmar discos. Pronto.
—¿Crees que nos mandarán a una ciudad juntos? —pregunta Juanjo.

—Hmmm... Yo digo que haremos Madrid, Barcelona y Zaragoza. Tú irás a Zaragoza. —Martin piensa en su mente en a dónde mandarán a cada persona. —Sí, sí. Yo creo que muy posiblemente vayamos juntos. Me cuadra.
—Con Naiara, seguro. —añade Juanjo.
—Sí.
—Joder, qué ilusión. —dice Juanjo, 5 octavas por encima de su voz normal.
—¿Crees que vendrán nuestras familias a vernos? —pregunta Martin.
—Supongo que sí.
—Qué ganas tengo de que conozcas a mis amigos. —dice el vasco.
—Oye, que a lo mejor no nos toca juntos, vamos a no ilusionarnos.
—Vale. —dice Martin sonriendo.
—¿Por qué te ríes?
—No me rio, sonrío. —
—¿Por algo? —pregunta Juanjo, contagiándose de la sonrisa del otro.
—Porque te quiero. Y porque no me creo que vayamos a ir a firmar discos. Lo de la gira lo voy a dejar aparcado porque me vuelvo loco si lo pienso mucho. —murmura Martin.
—Ya te digo. O sea, ¿gira? ¿Gira de qué? Nosotros haciendo una gira. Qué puta fantasía.

Juanjo se incorpora para poder besar a Martin. Martin le acaricia la nuca cuando se lanza sobre él, y sigue el beso con ganas. Cuando se separan, Juanjo vuelve a acomodarse sobre el brazo de Martin.
—Ha sido un buen aniversario, ¿no? —murmura Martin.
—Bueno, mesversario, más bien. Pero sí. Ha sido genial. —contesta Juanjo.
—Te amo, agapornis.
—Y yo a ti, bebé.

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora