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Julia Recalt

Es el primer día de rodaje de la película de Bayona, hoy sería un día largo y cansado en mi espacio. Arranque la mañana maquillando a los primeros actores de la lista que me había dado el director, no tarde tanto ya que no era tanto lo que debía de hacer en aquellos rostros.

— Y listo.. Terminamos, querido Pardella. — le dije con una sonrisa mientras lo veía por el espejo.  Me devolvió la sonrisa.

Se levantó del asiento y se fue, no sin antes agradecerme.

Me fijé la lista nuevamente, el último. Si, Enzo.

Di un suspiro y fui en busca de él.

Camine por los largos pasillos del set hasta encontrarlo, con nadie más ni nadie menos que la chica rubia que había aparecido ayer, su novia.

Me plantee en serio si decirle o no que el seguía, ya que estaban muy cariñosos y no quería arruinar su momento. Hasta que Bayona apareció.

— ¡Juli, querida! ¿Que paso? — me tomo por sorpresa, y di vuelta tratando de disimular que no los estaba viendo.

— Estaba.. — no sabía que excusa inventar hasta que él hablo.

— ¿Buscando a Enzo para maquillarlo? Seguramente eso. — me gano de mano.

— ¡Si! Justamente para eso venía a buscarlo. — le sonreí a Bayona. Él fue hacia la pareja en busca de Enzo.

— Bien, Enzo. Mucho amor entre ustedes, pero ahora necesitas ser maquillado por la maravillosa Julia. — lo tomo por el ante brazo— Disculpa señorita. — sonó confundido tratando de sacar el nombre de ella.

—Sofia, soy Sofía. — exclamó con una calida sonrisa.

— Eso, Sofía. Bueno, me llevo a tu hombre porque el deber lo llama. — sin más lo llevo hasta donde yo estaba.  — Bien, Julia. El muchacho es todo tuyo. — palmeo el hombro de Enzo y se retiró.

— ¿Vamos asistente? — murmuró con una sonrisa y estiró su mano dándome paso a mi primera.

El camino hasta mi camerino fue silencioso, o eso trataba yo que fuera. Enzo tarareaba una canción que no podía distinguir del todo pero la melodía se me hacía conocida. Al llegar trate de acomodar un poco el espacio, había sacado muchas cosas para maquillar a los actores anteriores, Enzo espero sentado.

— ¿Y que me contas de vos,Ju? — hablo mientras yo buscaba algo en el estuche.

— ¿De mi? Bueno, nada especial. — frunció el entrecejo.

— ¿Como nada especial? Tenés algo especial, no digas que no. — río. — a ver, contame sobre vos. — poso su mirada en mi, mostrando toda su atención.

Sonreí, era la primera vez que alguien se interesaba a conocerme. Y por sobre todo ese alguien, era Enzo.

— Bueno, a los 15 descubrí mi pasión por el maquillaje y el arte. — empecé a poner base en su cara de a poco mientras empecé a contarle. — Y esto solo lo sabía Mati, él me ayudó en todo. Él en ese entonces ya había entrado el mundo de la actuación, por lo que se le hacía más fácil. Me llevaba a cada proyecto presentándole mis trabajos a productores y así. — sonreí. — Hasta llegar acá, jamás me imaginé que este trabajando en un proyecto de Bayona.

Enzo asintió, la sonrisa que se formaba en él era hermosa.

— Si, te entiendo en eso de trabajar con Bayona, es algo que simplemente no esperabas y así de la nada paso. Una oportunidad única y magnífica. — asentí.

—¿Y vos? ¿Que hacías antes de entrar a este mundo? — lo miré.

— Me dedico al teatro, con mi novia Sofi, hacemos algunas obras y una que otra vez cortometrajes. También con mis amigos. — sonrió.

—Debe ser muy lindo, ¿No? — pase la broncha delicadamente por sus cachetes.

— Lo es, realmente lo es.  El teatro es un arte muy lindo, que te hace experimentar cosa inimaginables y verdaderamente es un viaje de emociones.

Escucharlo hablar sobre el teatro es muy lindo, el brillo en sus ojos y como se expresa de manera tan linda sobre ello.

Luego de un silencio mientras yo maquillaba a Enzo, soltó un suspiro, como si lo estuviera pensando mucho. Hasta que por fin lo dijo.

— ¿Queres que después de las grabaciones de hoy vayamos a o tomar algo? O lo que vos quieras,claro. — sonrió nervioso.

Reí por sus nervios.

— No puede ser, Enzo Vogrincic me está invitando a tomar algo.— aplaudí burlándome de él.

—Bueeeno, encima que lo intento. — suspiro haciéndose el dramático.

Sonreí,que hermosas facciones tiene este hombre.

— Está bien.. te lo acepto, a la salida vamos a tomar algo. — me miró sonriente. — Ya terminamos con tu carita, podés ir a grabar. — empecé a guardar las cosas en los muebles, Enzo se levantó y se quedó detrás mío. — ¿Paso algo? — pregunté.

— No, nada. Nomas te quería saludar antes de irme, porque no te veo hasta tarde. — se posó en el marco de la puerta, hasta que decidió acercarse a mí y dejar un beso en mi cachete. Salío sin decir nada más, solo con un sonrisa.

Sentí un cosquilleo en mi abdomen al sentir sus labios en mi piel, hasta que mis pensamientos se vieron interrumpidos por Matias, cuando no este chico cagandome mis momentos.

— ¿Porque Enzo tardó tanto en tu camerino? Y además, salió con una sonrisa de pendejito, ¿Que hicieron Julia? — frunció las cejas.

— Primero que nada, Hola hermanito. Si yo estoy bien, ¿vos cómo estás? — hablé sarcástica mientras lo miraba. — Ya ni educado sos. — suspiré y me gire en dirección al espejo, acomodando mi pelo.

— Si, si. Eso y lo que vos digas, pero no me estás respondiendo a mi pregunta, Julia. — exclamó, se sentó a mí lado.

— ¿Y que es lo que querés que responda? Nomás hice mi trabajo, nene. — suspiré. — Tendría que retocarme el rubio, no? — moví algunas partes de mi pelo, dejando ver que se me estaba yendo de a poco el color de mi pelo. — ¿Vos que decís,Sis?— lo mire esperando una respuesta, él estaba serio.

— No me cambies de tema,Agustina. — me puse la mano en el pecho, haciéndome la dramática. Me había llamado por mi segundo nombre sabiendo que no me gusta, cuanto odio.

— Matías Recalt, como me vas a llamar así. — fingí llanto.

— ¡Dale,nena! Deja de hacer tanto aspamento por una boludez, supera. Y decime que hiciste con Enzo.

— Puede que hoy él y yo salgamos después de las grabaciones.. — solté de una y me tiré al sillón tratando de tapar mi cara, de vergüenza porque me ponía colorada de tan solo nombrarlo.

—¿¡Que!? ¿Vos estás en pedo,nena? ¡Tiene novia, flaca! — me recordó.

— Y eso ya lo sé, pero es una salida de compañeros nomás, o como amigos que sé yo, Matías. — pose mis manos en mi cabeza, mirando al techo.

— Si, dale. Cuando los vea la prensa ahí te quiero ver, “solo amigos” Déjate de joder, pendeja. — salió de mi camerino y di un suspiro.

En parte tenía razón, en la que nos pesqué la prensa, cagamos fuego..

Tercer Capítulo!!!

Espero les guste y no se olviden de votar y comentar💕

Las tqm✨

• 𝙏𝙀𝙉𝙏𝘼𝘾𝙄𝙊𝙉 • | Enzo Vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora