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Thomas me mira con una expresión que no alcanzo a descifrar. Las luces empiezan a ser molestas, de nuevo.

—¿Estas sola? —pregunta.

—No... Bueno..., ahora si... Pero... —murmuro. Me veo obligada a dejar de hablar cuando veo su rostro a través de un filtro borroso —Debería... Sentarme.

Doy un paso o dos y entonces caigo al suelo. No, por favor no. No enfrente de él. No ahora...

—¿Qué pasa? —dice Thomas y percibo su mano enrollando mi brazo. Su voz se escucha lejana y un pitido incesante resuena en mis oídos.
No pienso claramente. Y entonces una gran oscuridad reemplaza el animado ambiente de la fiesta. Y no escucho nada más.

Cuando abro los ojos, no reconozco nada de lo que veo. Me incorporo lentamente y cuando veo claramente que me encuentro en el interior de un auto y además hay alguien en el asiento del conductor, el corazón me da un vuelco.

—No puede ser... —murmuro. Y entonces esa persona enciende una pequeña luz en el techo del auto que me deslumbra un segundo. En ese momento veo su rostro —¡Oh, Dios!, ¡¿Qué clase de broma es esta?!

—Vaya, yo esperaba un "Gracias" —comenta Thomas... ¡Thomas por amor de Dios! Esto debe ser una maldita pesadilla.

—Bueno, pues yo no esperaba despertar en un auto con... mi profesor. Nadie puede juzgar mi reacción... —le digo sin alzar la mirada —¿Donde está Derek? ¿Y por qué estoy aquí?

—No sé nada de tu amigo. Y estas aquí por que no me convencía del todo dejarte en el suelo de un lugar lleno de adolescentes ebrios —contesta.

Proceso sus palabras unos segundos.

—Gracias... —añado. Instantáneamente el color sube a mis mejillas.

Un silencio extraño cubre la atmósfera del auto, por un momento pienso en lo ridículamente extraño de la situación.

—Me parece que debería llevarte a tu casa —habla de repente.

—No... No hace falta. Necesito encontrar a Derek.

—Me consta que acaban de cerrar el lugar de la fiesta —me informa como si nada.

—¿Como? Es media noche apenas.

Me mira de manera graciosa y señala el reloj que está en la radio. Marca las 2:56 am.

—Voy a gritar. Santo Dios - exclamó —Esto no es bueno, no es para nada bueno. ¿Por qué demonios sigo aquí?

Llamo a Derek.

—¿Hola? ¿Donde estas? —pregunto.

—¡¿Tú donde estas?! —grita al teléfono.

—Estoy bien. ¿Podrías...? —la pregunta queda en el aire unos segundos. Estoy con el hombre que me enamoró sin mover un dedo en una situación bastante extraña y ahora mismo quiero que no deje de observarme ¿En serio voy a desperdiciar la oportunidad de estar con el unos momentos más?

—¡Carly! —grita de nuevo a través del teléfono.

—¿Podrías decirle a mi madre que estoy con... —pienso —Sally... En su casa, en caso de que llame?

—¿Sally? Debías quedarte en mi casa ¿POR QUÉ ESTAS CON SALLY?

Dios.

—¡Te fuiste y un maldito chico quiso aprovecharse de mi! Entonces me fui con ella ¿Lo puedes entender? Adiós.

Termino la llamada antes de que pueda pronunciar una palabra.

—No me llamo Sally —dice Thomas con expresión confusa.

—No... Quiero ir a casa —murmuro.

—Carly... Estoy exhausto —suspira —Bien. Aunque es terriblemente imprudente, te llevo a mi casa. Te puedes quedar hasta mañana y luego volver o como sea.

No soy capaz de creerlo hasta que el auto se pone en marcha. No pensé que haría esto.

El viaje transcurre en un revoltijo de emociones y termina demasiado rápido. Llegamos a un complejo de edificios y luego de aparcar, me indica que suba con el. Me habla incómodo. Cuando abre  la puerta de su departamento, la oscuridad impide que vea algo. Por un momento siento que no debería estar aquí.

Enciende las luces y veo un salón no tan grande perfectamente ordenado.

—El dormitorio está por allá —señala hacia el final de un pasillo corto —Voy a tomar el sofá.

—Yo debería tomar el sofá —le digo.

—Bien.

Se va un momento y cuando regresa tiene su pijama puesta. Un conjunto que se ve tan bien sobre el que me cuesta apartar la mirada de su figura. Me entrega un pantalón de pijama corto y una camisa blanca.

Me sonrojo al pensar en que voy a vestir sus prendas.

—El baño está allá —señala una puerta del mismo pasillo.

Le doy las gracias y me dirijo al baño. Es amplio y también está perfectamente aseado. Me cambio rápidamente, pero me cuesta salir. No dejo de pensar que estoy siendo una molestia. Al final, me lleno de valor y regreso al salón. Para mi sorpresa, sigue ahí. Su ropa me queda bastante grande y no puedo evitar sentir vergüenza. Pellizco el borde de la camisa con los dedos. Me fijo en que el sofá está preparado para que alguien duerma plácidamente allí.

Thomas camina hacia el dormitorio.

—No es muy elegante, pero te aseguro que es cómodo —me dice —Espero que puedas descansar. Yo me voy.

Se aleja.

—Thomas... —murmura y se detiene para luego mirarme —Gracias.

Sonríe y entonces me deja a solas en su salón. La oscuridad cae como un velo cuando apago las luces y literalmente corro hasta el sofá. Mis pensamientos me distraen de dormir. Jamás, nunca en toda mi vida imagine que estaría en la casa de mi profesor, (que además produce sentimientos demasiado fuertes en mi, por alguna razón) recostada en su sofá, vistiendo sus ropas y respirando su mismo aire.

Parece un sueño, y si es así, no quiero despertar.

————————————————
¡Hola!

Como ya se habrán dado cuenta, la novela está en fase de reparaciones. Los capítulos que tienen número, son los editados, lo que no, son los antiguos.

Gracias por leer.

Att: Su escritora, que los adora infinitamente.













Amo a mi profesor. Primera Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora