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La fiesta que organiza la escuela en conmemoración a un año más de incesante trabajo y la nueva generación de jóvenes universitarios, siempre tiene lugar después de la graduación. Por ello Derek y yo nos despedimos de todos y nos dirigimos al sitio de la fiesta.

Mientras todos estaban discutiendo acerca de las diferentes maneras de asegurar un futuro exitoso, horas atrás en la comida, yo le daba vueltas al asunto de Thomas. Llegue a la conclusión de que lo mejor sería no decir nada. Prefiero evitarme malos ratos y tan solo con imaginar la expresión de horror que posiblemente pondrá, se me encoge el corazón. Y provoca que empiece a tener un humor extraño e inestable.

—Carly, mira esto —sostiene en alto una copa llena de un líquido color cobre.

—Estoy segura de que debería notar algo - murmuro —¿Qué debo notar?

—Es whisky.

—Oh, genial. Ahora quieren embriagar  a los estudiantes —le digo con los brazos cruzados —¿Por qué...?
Se va antes de que pueda terminar la pregunta.

Un rato después, me harto del maldito ruido incoherente de la música y también de las luces parpadeantes que parecen alumbrar más intensamente a cada segundo. Me dirijo al baño en busca de un poco de aire. Mientras camino busco a Derek con la mirada y cada vez estoy un poco mucho más enojada con él por dejarme sola. Cuando por fin encuentro los baños de chicas, alguien  sale de la nada y lo empujo sin querer.

—Lo siento —me disculpo y entonces veo su rostro. Maldigo mentalmente, me alejo algunos pasos y el color sube a mis mejillas: todo al mismo tiempo.

Thomas me mira un momento y cuando abre la boca para decir algo, casi corro hasta el baño. Entonces si era cierto que los maestros también asisten. Respiro un poco y después simplemente sonrío. Esta aquí. Nunca me cansaré de observar ese rostro. Es tan... Inalcanzable. La sonrisa desaparece. Ahora más que nunca me doy cuenta de que estar a su lado es simplemente un sueño ¿Quien va a querer estar al lado de una adolescente en pleno descubrimiento de la vida pudiendo tener a cualquiera? Me invade un sentimiento extraño que logra cristalizar mis ojos. Respiro un momento y me recupero. En seguida llamo a Derek.

—¿Derek? —digo.

—Llevo toda la noche buscándote —me dice.

—Y voy a creerte ¿Podrías por favor venir al baño de chicas? Estoy sola, y es tu culpa.

—Ya estoy aquí.

Salgo del tocador y efectivamente, ahí está.

—¿Ya podemos irnos? —le pregunto.

—Apenas son las diez —replica.

—Si. ¿Sabes lo mal que la estoy pasando? No te haces una idea Derek. Quiero irme. Por favor —intento no sonar cansada, enojada y triste, pero lo cierto es que no lo logro.

Su expresión cambia. Primero niega con la cabeza, suspira y después asiente.

—Como quieras —bufa.

Damos unos cuantos pasos y me detengo. ¿Qué pasa conmigo? No pienso arruinarle la noche a Derek. Posiblemente sea su última fiesta en este país.

—Espera. Acabamos de culminar la escuela, tu te vas a ir pronto y estamos en una fiesta. Ni de broma nos vamos.

Me mira sorprendido.

—¡Ha vuelto hermanos! ¡Mi Carly esta aquí! - exclama y después nos partimos de risa —¿Sabes? No lograria entenderte ni en un millón de años.

Las siguientes dos horas pasan volando y estoy segura de que estoy ebria cuando veo dos Derek. Bailamos todas las canciones e incluso las que juré que no bailaria ni siquiera estando ebria.

—Espera un segundo —me dice Derek y se va antes de que pueda decir nada. Y pensar que lo ha hecho dos veces.

Nada más lo pierdo de vista, un chico que he visto algunas veces en la escuela se me acerca. Dejo de moverme. Y entonces el suelo da vueltas.

—¿Carly? ¡Hola! —dice como si tal cosa.

—Hola... ¿Peter? —le digo sosteniendome de una silla.

—Si... Peter - obviamente no se llama así —¿Estas con alguien?

—Si... Derek. Se fue. Creo que...

No sigo hablando por que empiezo a sentir que no debería estar tan cerca. Me alejo disimuladamente y entonces una pared me detiene ¿En serio estaba tan cerca de una pared?

—Debería... Ir a buscar a mi amigo —comento y justo cuando doy un paso, me acorrala.

—Carly, no vas a recordar nada. Podríamos... —empieza.

—Nada. Déjame ir —intento moverme, pero es puro músculo.

—Vamos...

—¡Déjame ya! —empiezo a asustarme.

—Shh... Ven aq...

De pronto su voz se corta y cuando abro los ojos y miro al suelo, distingo su silueta. Se levanta y enseguida desaparece. Entonces levanto la mirada. Ojalá no lo hubiera hecho.

Amo a mi profesor. Primera Parte.Where stories live. Discover now