Mentira

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Llorando en una noche de navidad Jisen empieza a hacer memoria aprovechando que está sola. Cada lágrima es una pregunta que no puede contestar. Su juicio está nublado y su alma va perdiendo la esperanza poco a poco. Siente cómo las luces y los sonidos de la casa son una burla. También le espantan las decoraciones; solo la hacen llorar más fuerte. Pero no tiene el valor suficiente para arrancarlas y botarlas, a pesar de que le sobra ira. La familia está rota y no quiere hacer trizas los recuerdos que pudieron ser bonitos. 

Era su primera navidad sola. Había cena, había chocolate; regalos, tarjetas. Recorría la sala expandiendo su dolor, abandonada. Los fuegos artificiales seguían sonando y eso le incentivaba a gritar más. Se pegaba a la ventana, golpeaba los vidrios con fuerza y a veces midiéndose. Suplicaba por sus padres; por su hermanito. Le pedía a Dios que le arrebatara todo para que traiga a su familia de vuelta.

Pudo esperar una larga hora y luego sirvió la cena, alucinando que vendrían por ella. Pero nada pasó. Jisen seguía sola.

Era su última navidad antes de ser adulta. Y pensó que a los dieciocho todo volvería a estar en su lugar. Visionó mucho y siguió esperando. Lloró un poco más y se quedó dormida en la alfombra junto al árbol.

Su hermanito la despertó por la mañana y ella pensó que solo había sido una pesadilla. Abrazó fuerte a Erick y preguntó por mamá y papá. 

-Mamá se va- le dijo. Y Jisen no entendió nada. Pero no tardó mucho en bajar su madre y, aunque le explicó muy poco, comprendió todo.

Su mente iba maquinando mientras su madre se despedía. Le pidió que cuide de su hermano, sin embargo, los pensamientos de la joven Jisen hicieron hacerla sentir varios hormigueos por el cuerpo, así como mareos y naúseas. No le dio tiempo de refutar ni de pedir explicaciones más específicas. Solo se quedó como estaba, con los ojos bien abiertos y mirando la ventana; a su padre, que estaba arrodillado en la acera de la calle.

Su madre le dio un beso a ambos y se fue llorando. Erick le suplicó aferrándose a sus piernas, pero no fue suficiente, solo hizo que la madre se apresurara. Jis seguía estupefacta y no se atrevió a mover. Lo último que vio de su familia ese año fue cómo su padre le imploraba otra oportunidad a su madre, una que no iba a llegar.

Entonces, comprendió más aún: que la familia es una mentira, una irónica falasia. Ayer mientras lloraba lo pensó, mientras veía como su madre se iba dos horas antes de noche buena porque no pudo aguantar más la farsa. Lo entendió en ese instante pero se lo negó. A pesar de que escuchó a su madre decirle a su viejo que lo había vuelto a hacer, que la dejara ir. Y mientras su padre le decía que no lo arruine, que le perdonaba cuantas veces fueran necesarias, Jisen, se perdió. 

Ese día aprendió a mentir y repitió la historia de su madre en el futuro. Le fue desleal a su esposo y se tuvo que despedir de su única hija, cuyo legado rotundo fue la mentira en su máxima expresión.


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⏰ Last updated: Dec 05, 2023 ⏰

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