EVITAR AMAR

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Es importante que reconozcas que tener miedo no es lo mismo que tener ansiedad. Al igual, tener ansiedad no es lo mismo que tener el trastorno de ansiedad. Cuando tienes miedo, estás asustado por algo que quizás viste, escuchaste o tocaste. Quizás le tienes miedo a los ratones o las arañas. Quizás tienes miedo de andar solo por la calle porque se te hizo tarde. Cuando tienes ansiedad, estás preocupado por cosas del futuro que quizás no lleguen a suceder. Probablemente te estés inventando los problemas o sufriendo por cosas que son poco realistas. Cuando tienes trastorno de ansiedad es cuando llevas mucho tiempo luchando con esta emoción y no llega solo como método de supervivencia, sino que ya es parte de tu vida. Es normal que cuando una persona tiene el trastorno sienta muchos síntomas físicos: palpitaciones, temblores, hincadas en el corazón, falta de respiración, ataques de pánico, llanto y el punto clave de este capítulo, la evitación. En ocasiones las personas con ansiedad se limitan a hacer cosas que pueden hasta gustarles, pero que no se permiten hacer por miedo. Una persona con ansiedad social puede evitar salir con sus amistades aún deseando salir con ellos. Recuerdo que no hace mucho, tuve una experiencia, en donde había salido con quienes en algún momento me llegué a sentir cómoda y feliz, pero que por circunstancias de la vida ya no forman parte de mi vida personal, haberme quedado callada. Me quedé callada porque no sabía qué hablar. Guarde silencio porque tenía miedo de ser avergonzada. Estas personas me provocaban tanta desconfianza que temía hablar y que me humillaran delante de todos en la mesa. No ha sido la primera ves que guardo silencio por miedo a como la otra persona me vaya a contestar. La ansiedad suele callar a las personas, haciéndolas pensar negativamente. Las diferentes experiencias de vida que he tenido hasta mis 19 años me han llegado a afectar tanto, al punto de tener apego evitativo. Era algo que técnicamente sabía. Pero mi psicóloga me lo volvió a mencionar. Las personas con apego evitativo son personas que por miedo, traumas, experiencias vivídas o temor a ser lastimadas no suelen involucrarse mucho emocionalmente con las personas. Es decir, prefieren mantenerse alejados para cuidarse. Es un mecanismo de defensa psicológico. Las personas con apego evitativo evitan exponerse mucho a hablar de sus sentimientos y emociones, quizás se vean como personas frías, secas y que no les gusta el contacto físico. Es normal descubrir que quién padece de este apego ha sido una persona rechazada o descuidada emocionalmente por sus padres, amistades o algún ser querido. Este año, 2023, ha sido el año en dónde más he visto este comportamiento en mi vida. Reconozco que ha sido por heridas del pasado, en donde deseaba ser amada de la misma manera en la que yo amaba, pero, al contrario, recibía rechazo y palabras hirientes. No suelo ser una persona muy afectiva en cuanto a contacto físico, pero cuando rebusco en mi niñez y adolescencia me doy cuenta de que fue porque muchas veces fui rechazada afectivamente, lo que me llevó a no expresar mi amor de esa forma, al punto de incomodarme cuando alguien me abrazaba por mucho tiempo. Solía rechazar a las personas que me abrazaban mucho. Me incomodaba que estuvieran tan cerca de mí. Comencé a distanciarme físicamente de las personas y ya no me duele cuando alguien no se acerca, algo que no entendería mi yo pequeña. Recuerdo haberle dicho a amistades que probablemente nuestra amistad no iba a durar. Siempre pensaba que todo iba a terminar. Pensaba que nada era para siempre y aunque en una parte no me equivoqué, reconozco que mi frialdad en mi manera de hablar por evitar quizás volver a sufrir no fue la mejor. A lo largo de mi vida he perdido a muchas personas, porque la muerte les ha tocado y otros porque he tenido que sacarlos de mi vida. Al ser una persona que ama tan fuerte estas pérdidas me han creado mucha inseguridad e incertidumbre, haciéndome creer que las personas que tengo hoy, probablemente en un futuro también las pierda. Por lo que he evitado involucrarme mucho con ciertas personas. Cuando pierdes a personas que querías conservar para toda la vida, tantas veces, tu corazón se comienza a endurecer porque ya no quieres sufrir. No quieres darle la oportunidad a nadie más de destruirte emocionalmente. No te quieres arriesgar a amar por miedo a ser rechazado, no correspondido o lastimado. Pensaba que mientras menos personas estuvieran en mi vida, menores eran las posibilidades de salir lastimada. Entones vi como mi actitud y forma de ser comenzó a sentirse como si fuera una persona insensible, distante y fría. Algo que no debe representar a un cristiano. Mi mente una y otra vez me recordaba a todas las personas que había perdido y lo mucho que eso dolió. Recordaba las noches en dónde no paraba de llorar y desgastarme emocionalmente por amar tan profundamente. Noches en dónde deseaba gritar de todo el dolor que estaba sintiendo. No fue fácil superar esto porque son heridas de muchos años. Cómo mencioné anteriormente, me costó mucho tiempo entender que ser sensible también era algo bueno y que mi manera de amar es una de las más hermosas porque no todos tienen el privilegio de ser amados por una persona que no ama así a todo el mundo, pero que cuando ama lo hace con todo el corazón. Al haber estado acostumbrada a que amar fuera doloroso, no quería amar a alguien, no tan profundamente. Una de las grandes enseñanzas que me llevé este año es que me tengo que arriesgar. Mi miedo a amar y ser lastimada ya me estaba lastimando. Era ilógico que por miedo a sufrir estuviese sufriendo. Amar es fundamental y es algo que Dios nos manda a dar. Mateo 22: 36-40 "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas."

     Cuando llegan personas nuevas a tu vida es normal que te preguntes y te preocupes por si se va a ir, pero no puedes permitir que tu ansiedad te haga pensar y creer que esos escenarios falsos que te imaginas en dónde sales discutiendo con ellos o en dónde ellos te lastiman afecten tu relación con estas personas. Porque exactamente, son escenarios falsos que tu mente te está creando para que te alejes de estas personas antes de qué supuestamente te lastimen. No sufras por problemas que no han pasado. No te castigues pensando en cosas que lo más seguro no van a ocurrir. Si tu ansiedad te abruma diciéndote que no confíes porque en un futuro estas personas te pueden traicionar, haz exactamente lo que tu ansiedad te está diciendo que no hagas. Darte la oportunidad de confiar y piensa en qué es lo peor que puede pasar. Si esta persona de verdad traiciona tu confianza, no es tu culpa ni problema tuyo. Si te traicionan o apuñalan por la espalda no es tu responsabilidad porque el traicionarte fue decisión de la persona a quien le confiaste. Quién queda mal al traicionar es la persona que precisamente traiciona, no quién tuvo la confianza de decirle algo de importancia. Si te traicionan, te vas, aprendes que en esa persona no se puede confiar y sigues con tu vida. No le des tanta importancia a todo lo que pase en tu vida porque eso te va a consumir. Permítete amar y sentir. Deja que lleguen personas nuevas a tu vida y deja que te amen. Ama y déjate amar. El amor es fundamental y más que eso una necesidad. 1 Juan 4:16 "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él." Si no fuese por amor Jesús no hubiese muerto por nosotros. La próxima vez que te sientas mal porque piensas que amas muy profundo, recuerda que sólo estás amando como Jesús. Porque si Jesús no hubiese tenido un amor tan grande y tan profundo no hubiese muerto por nuestros pecados y hoy las cosas serían distintas. Siempre se nos dice que debemos ser cómo Jesús y ser cómo Jesús es amar como Él. Él ama aún sabiendo que lo van a traicionar y que lo van a negar. Jesús ama con el "riesgo" de no ser amado de la misma manera y aún así eso no le quita las ganas de amar. Amar es arriesgarse y arriesgarse está bien. Arriésgate a amar aún sabiendo que puedes sufrir, pero también recordando que puedes ganar. Cómo vas a saber si las cosas van a salir bien, si no la intentas.

Cristiana, pero ansiosa Where stories live. Discover now