𝐑𝐞𝐠𝐫𝐞𝐬𝐨

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No sé qué hora es, si el día ya habrá acabado o iniciado uno nuevo

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No sé qué hora es, si el día ya habrá acabado o iniciado uno nuevo. No lo sé.
cada segundo es una eternidad en este lugar y mi cabeza me punza torturándome con todos los peores pensamientos, aunque lo intentara no pude evitar pensar en las posibles formas en las que me matarían.

mi boca está completamente seca y hace un rato que dejó de gruñir mi estomago, ahora solo se estrujaba causándome un dolor angustiante.
mi cuerpo temblaba del frío, intentaba convencerme de estar en la sala del departamento de Illumi con la calefacción y una mantita cubriendo mi cuerpo, esperando la hora de la cena para comer junto a Illumi mientras observábamos alguna película.

me removía sobre el colchón intentando encontrar una posición mínimamente cómoda, pero era imposible, los resortes me clavaban la espalda, aun así debido al cansancio solo pude limitarme a dormir, ya que de esa manera silenciaba por un rato los malestares.

ya va a pasar.
ya va a pasar.

repetía una y otra vez en silencio dentro de mi cabeza.

las articulaciones de mis brazos y pies dolían, estuve un buen rato intentando aflojar los amarres, pero por el roce me terminé lastimando a mí misma hasta el punto de sangrar y de que mis manos se durmieran por el calambre.

La puerta se abrió haciéndome enderezar mi espalda para mirar al frente.

El tipo jalador de cabellos ingresó con otro sujeto.

— El jefe quiere que te encargues de ella. — ambos me dieron una mirada de reojo — No te excedas con ella, la necesitamos con vida. — dicho esto abandonó la habitación dejándonos a sola.

él se acercó para observarme en cuclillas desde el borde del colchón.

— ¿Qué pasa preciosa?, ¿te comieron la lengua los ratones? — se burló.

no respondí.
me limité a removerme en mi lugar para tomar una siesta.

le escuché soltar una carcajada.
entreabrí mis ojos viéndole alejarse hasta el otro extremo para echarse en el suelo con sus piernas cruzadas y su vista atenta a mí.

Me quedaba dormida a ratos, no duraba mucho en mis sueños. El hombre que me acompañaba estaba comenzando a congelarse, entre mis pestañas lograba observar como se abrazaba a sí mismo y frotaba sus brazos y manos en un pobre intento de darse calor a sí mismo.

escuché el tono de espera en su celular, estaba llamado a alguien — Oye, consígueme una estufa o algo, me estoy congelando aquí abajo.

abajo.

¿estaré en un sótano? ¿en un subterráneo?

𝐇𝐢𝐬𝐨𝐤𝐚    |  ᵃᵘ𝐇𝐱𝐇  ˣ ᵒᶜ ᶠᵉᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora