Estábamos muy cerca, nuestras respiraciones chocaban la una contra la otra. Y de repente... suena mi móvil.
Nos separamos rápidamente, como si no hubiera estado a punto de pasar nada. Fui a buscar el móvil, que estaba sonando. Era mi madre.

- ¡Hola Sofi! ¿Cómo vais?

- Pues bien, pero tu no te preocupes más, que nosotros estamos bien. Si pasa algo te aviso.

- Vale cariño. Pregúntale si le dejan quedarse a cenar y así pedís unas pizzas, ¿si?

- Vale, ya le digo y luego te mando un mensaje.

- Bueno, pues pasadlo bien. Un beso.

- ¡Chao!

Al colgar la llamada, me dirigí de nuevo al salón.

- Mateo - lo llamé.

- Dime.

- Mi madre me acaba de decir que te puedes quedar a cenar si quieres.

- Vale, le pregunto a mi madre y te digo ahora - dijo mientras sacaba el móvil del bolsillo.

Después de llamar a su madre, estaba confirmado que se quedaba a cenar, por lo que avisé a mi madre.
El tiempo pasó volando, hasta que dieron las nueve y decidimos pedir las pizzas.

- Vale, pues me acaban de decir que en una media hora estarán aquí - dije al acabar la llamada a la pizzería - Por cierto, ven a mi cuarto, tengo que enseñarte una cosa.

- Como su majestad desee - dijo haciendo una reverencia, cosa que hizo que empezáramos a reír.

Empezamos a subir las escaleras.

- No te asustes si está muy desordenado, tengo la habitación hecha un desastre - dije mientras abría la puerta de mi cuarto.

- Nah, no creas, el mío está mucho peor - dijo Mateo mientras entrábamos en el cuarto.

Fui a uno de los cajones al lado de mi escritorio, y saqué una foto de cuando éramos pequeños, y se la di.

- ¿Cómo es que aún tienes esta foto? - preguntó sorprendido.

- La encontré el otro día mientras ordenaba.

Se quedó mirándola unos segundos mientras sonreía. En la foto, estábamos los dos, tendríamos como 5 años, y estábamos abrazados en el jardín de mi casa.

- Aún me acuerdo - dijo de repente - ese mismo día habías celebrado tu cumpleaños.

- Y luego te quedaste a dormir - dije sonriendo con nostalgia.

- Ni te imaginas todo lo que te he echado de menos. Fui un estúpido en toda regla, pero te prometo que no lo volveré a hacer. De hecho, si lo hago te dejaré pegarme, a ver si así espabilo - dijo mientras me sonreía.

- Entonces más te vale no volver a hacerlo porque estaré súper cabreada - le respondí después de reírme.

Después saqué el álbum de fotos y estuvimos viéndolas sentados en mi cama, riéndonos de todas las tonterías que había en cada una y, sobre todo, reviviendo momentos que parecían olvidados. La verdad, sigue pareciéndome surrealista que nos distanciásemos de esa manera. Fue demasiado tiempo perdido, que estábamos intentando recuperar. Lo cierto es que lo echaba mucho, mucho de menos.
Ya eran las nueve y diez, así que aún nos quedaba un rato antes de que llegaran las pizzas, rato en el que no paramos de hablar.

- Ya ves, ¿pero sabes lo peor? - le dije riéndome - la profe nunca se dio cuenta de que cogíamos las galletitas en el recreo.

No respondió. Se quedó mirándome con una sonrisa.

- ¿Qué pasa? - le dije un poco confundida.

- Nada - me dijo sin cambiar su expresión.

Pasaron unos segundos en los que yo seguía muy confundida y, de la nada... Bueno, os lo imagináis, ¿verdad? Sí, efectivamente. Me besó. Por un momento me quedé paralizada, aún estaba procesando lo que estaba pasando. Hizo un ademán de separarse supongo que porque yo no reaccionaba, pero apenas se separó unos milímetros yo lo volví a besar, hecho que hizo que sonriera en medio del beso.
Agarró mi cintura, atrayéndome más hacia él, y yo puse mis manos en sus mejillas.

Pero todo estaba saliendo demasiado bien. Ya sabía yo que se nos olvidaba algo...

Falso Cuento de HadasWhere stories live. Discover now