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Al día siguiente me levanté tarde, era una cosa que me encantaba, dormir mucho, pero solo los fines de semana, claro.

Me levanté, desayuné, me cepillé los dientes, me peiné, me vestí y salí de casa para ayudar a mi madre a hacer la compra. Mi padre estaba en casa limpiando. Y mi hermano fue obligado a ayudar a limpiar.

Mientras volvíamos a casa en el coche, empezó a llover. Mucho. Y siguió lloviendo después de comer. Y continuó lloviendo toda la tarde. En definitiva, no salimos de casa. Y cómo no, siguió lloviendo a la hora de cenar. De hecho, había tormenta. A mi nunca me habían asustado las tormentas, me encantaba ver cómo después del rayo, se escuchaba aquel estruendo que asustaba tanto a Dama. Siempre ladra cuando hay tormentas, es muy asustadiza. Cada vez que hay una tormenta, la metemos dentro de casa para que deje de ladrar.

Volví a mi cuarto después de cenar, con intención de relajarme escuchando un poco de música. Me senté en mi cama, conecté los cascos al móvil y me acosté, mientras escuchaba aquellos sonidos que tanto
apreciaba. A los pocos segundos dejó de llover, no se escuchaba nada fuera de casa. Pasados unos minutos llegó un mensaje a mi móvil. Sí, era Mateo.

Me lo cuentas ahora?

Rodé los ojos.

Te he dicho que te lo contaría el Lunes, cuando nos veamos.

A ver si aprende a esperar.

No me has dicho que me lo contrarías el Lunes, me dijiste que me lo contarías cuando nos viéramos. Tienes que cumplir.

Y aquí está la cursilada más grande que he visto en mi vida. Escuché
unos golpes en la ventana, y ahí estaba. Me levanté y abrí la ventana.

-Vas a pasar?- dije un poco impaciente.

-Solo si tú me cuentas lo que me prometiste.

-Entonces vas a tener que pasar.

Entró por la ventana, no tenía idea de como había conseguido trepar hasta
ahí, pero decidí no preguntar.

-Siéntate- dije señalando mi cama.

Falso Cuento de HadasWhere stories live. Discover now