Reflejado en tus ojos

14. Puzle Del Corazón.

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Jacob.

La carretera estaba empapada por la mansa lluvia que no mostraba intención de cesar, provocando con su tacto ese característico olor petrico tan exquisito.
La camioneta tiene el rumbo fijo hacia la reserva, con la radio encendida, que genera un panorama tranquilo al viaje que iba en transcurso. Inundado por un silencio bastante agradable, al cual Seth luego de un largo rato de plática, permitió al fin que hiciera acto de presencia.

El paisaje urbano fue desapareciendo a medida que nos alejamos cada vez más del aeropuerto. Convirtiéndose gradualmente en uno campestre y sereno, hasta el punto en que el bosque cubrió por completo la inmensidad del paisaje que abraza la carretera.

Pierdo la vista y pensamientos en el panorama decorado con gotas de agua a través del cristal, sumergiéndome nuevamente en ese mundo que mezcla la realidad con los pensamientos, divagando entre la "voz" que en mis adentros relata lo que siento.

Los humanos poseen algo muy preciado en su naturaleza, que en éste caso, se centra específicamente en lo que el corazón es capaz de decidir. Ese algo no se valora hasta que se es consciente de que no se lo tiene, y cuyo factor es del que mi especie llega a carecer de el en algún punto de su existencia.

En cierta forma, una manera de describirlo puede ser utilizando como ejemplo un juego clásico, al que la mayoría de personas habrá experimentado en alguna ocasión a lo largo de su vida. Conocido normalmente como puzle o rompecabezas, en el que su objetivo es formar una imagen, uniendo los fragmentos con su parte correspondiente.
Y es aquí donde se ve la gran diferencia. En el caso de los humanos, sus piezas para encontrar a una pareja adecuada que les corresponda, son simplemente de un tono gris, manteniendo su forma única a la que alguna persona podría correspondientemente "acoplarse". Lo que significa que puede tener más de una opción, en la que el resultado les será muy favorable, siempre y cuando las piezas se hayan ajustado correctamente.
Por otro lado, las piezas de los lobos son más complejas y exigentes. Éstas traen consigo no solo una forma exclusiva como la de los humanos, sino que incluye una mezcla de colores que solo será complementada por una única pieza, sin darle importancia si en el camino de encontrarla, se haya topado antes o posteriormente con distintos fragmentos compatibles con los que podría haber formado una familia.
Permitiendo que la imagen del destino de cada metamorfo se pueda completar únicamente cuando halla a su fragmento particular, al cual los nuestros han decidido nombrar como la "impronta".
Aunque a su vez, éste juego ha agregado una regla más en el puzle de los cambia forma. Y es que ya habiendo detectado a la impronta, los imprimadores se ven ligados a su existencia, ya sea que formen o no un vínculo romántico, aunque también puede incluir otro tipo de vínculos afectivos. Con un futuro incierto si por alguna razón se aleja o algo le llega a ocurrir a su otra mitad.
Pero no todo tiene que ser tan complicado, ya que en el caso de no cruzar caminos con su alma gemela a lo largo de su existencia, los lobos pueden vivir una vida normal, con las mismas pautas que poseen los humanos para hallar a una pareja que les corresponda y así poder formar un vínculo, continuando en lo posible con su linaje.