Capítulo 8

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Anne

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Anne


—Luces... hermosa.

Los tres nos quedamos mirando fijamente a Roy, quien comienza a enrojecerse.

La verdad no me arreglé mucho. Seleccioné un vestido color crema y lo acompañé de unas zapatillas del mismo color.

No pensé que a él le fuese a gustar tanto.

—¡Dejen de mirarme así! —protesta levantándose—. Vámonos de una vez.

Vamos en la camioneta del estirado, la misma en que fuimos a la cafetería.

Él conduce mientras ignora a Oscar, quien, en el asiento del copiloto, lo molesta por las palabras que dejó escapar frente a todos unos minutos atrás.

Sophie y yo vamos detrás, intentando no reírnos por lo avergonzado que está el pobre.

El camino se siente cada vez más largo. Me estoy quedando dormida cuando Roy avisa que hemos llegado.

—Despierten perezosos —grita dándole un tirón a la puerta de la camioneta, haciendo que me sobresalte.

—¿Dónde estamos? —pregunto al bajar.

Estamos prácticamente en medio de la nada. Debieron ser al menos dos horas de viaje porque todo lo que se alcanza a ver son árboles y una cabaña. Ni rastros de algún rascacielos de Seattle.

—Es una cabaña de mis tíos —comenta Oscar tomando de la mano a Sophie.

—Esperen, ¿dormiremos aquí? —Los miro a los tres, incrédula.

—Sí, ¿no te lo dije? —inquiere mi amiga mientras caminamos hacia la cabaña.

—No, no me lo dijiste —protesto cruzándome de brazos—. Ni siquiera traje más ropa.

—Tranquila, aquí está todo lo que puedas necesitar —asegura Roy abriendo la puerta para que pasemos.

Casi se me cae la quijada.

La cabaña es preciosa. Prácticamente todo es de madera, tiene un aire acogedor.

—Esta cabaña me recuerda a la del leñador de un cuento que mamá solía leerme —pienso en voz alta.

La decoración es bastante bonita. Hay cuadros de una pareja con dos niños. El pequeño me resulta conocido y, aunque estoy segura de que es Roy, siento que lo he visto en otro sitio en su versión infantil.

Apuesto por lo nuestro © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora