💀Capítulo 11. No le hagas daño

4.7K 917 125
                                    

Viktor no se había percatado de lo mucho que añoraba la sangre, sino hasta que saboreó esta en su boca, con sus colmillos y luego descendió por el largo de su garganta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Viktor no se había percatado de lo mucho que añoraba la sangre, sino hasta que saboreó esta en su boca, con sus colmillos y luego descendió por el largo de su garganta. No era nada especial, solo sangre A positiva en una copa, pero tras seis meses de beber tres gotas de la sangre humana más común y sangre animal, era como si el cielo hubiese descendido a sus pies.

Dejó la copa en la barra del bar, lamió los restos de sangre en sus colmillos y, con una exhalación, se volvió hacia su acompañante que se sentaba a la izquierda de él.

—¿Me juras que esto es agua? —preguntó Elay.

Se encontraban en el Hotel Incógnito, Viktor le ofreció que se encontraran en cualquier sitio del mundo humano, pero ella insistió con que quería venir a la Sociedad Ulterior. Según ella, estaba desarrollando una particular sensibilidad que le permitía vislumbrar a través del velo de ignorancia, viendo fracciones del mundo sobrenatural que escondía detrás. Todavía no comprendía cómo era posible.

—Es agua. Simple agua —reiteró.

Elay revolvió el contenido en el vaso de vidrio, frunciendo el ceño.

—No confío.

—Entonces no te la bebas.

La chica dejó el vaso de lado, y volvió a apreciar sus alrededores. Para ella el hotel se veía borroso, a veces nítido y otras como si estuviese dentro de un escenario neblinoso.

—Estoy nerviosa —admitió entonces y lo señaló con su dedo índice—. Y es tu culpa.

Viktor bufó.

—¿Bromeas?

—¡No, Viktor, no bromeo! —replicó con la voz aguda y luego miró hacia sus costados, asegurándose de que no hubiese nada cerca—. Primero me dices que Dorian podría estar vivo y ahora me citas para avisarme que saldrás en su búsqueda. Claro que estoy nerviosa, no, estoy enfadada.

El vampiro se giró hacia ella, incrédulo.

—¿Por qué habrías de estar enojada? —inquirió—. Dorian podría estar vivo y yo iré a buscarlo. ¿Qué acaso no lo quieres de regreso?

—No es eso, es que... —Exhaló—. No quiero crearme falsas esperanzas, y sé que la razón por la que solo me lo confiaste a mí es porque piensas lo mismo. No quieres decepcionar a Emma y a su padre.

Viktor miró su copa vacía y la hizo girar sobre la barra. Estaba tan enfocado en no causarle más problemas a Emma y Roland Welsh, que no pensó en Elay. Le contó absolutamente todo lo que discutió con Lazarus Solekosminus, sin ocultar nada. Ella siempre demostró ser resiliente, pero ¿qué tanto?

—¿Hubieras preferido que no te lo dijera? —preguntó.

Elay arrugó el entrecejo. Le recordaba a Carmilla cuando se ponía así.

—No, albino, no hubiera preferido eso —contestó—. Mira, lo siento, sé que me estoy contradiciendo a mí misma, pero es que es demasiado que procesar. Lo que me dijiste no suena muy alentador.

Viktor la miró con extrañeza.

—Dorian podría estar vivo, ¿qué es más alentador que eso? —interrogó e hizo una seña al errabundo que atendía el bar para que le sirviera otra copa de sangre.

—Y podría ser un asesino —siseó—. ¿De verdad le crees a este dichoso detective?

—No, pero por algo es el mejor. —El errabundo colocó una copa llena frente a él y le dirigió una mirada de animosidad. Viktor enarcó una ceja—. Si fuera tú, no haría enojar a un ex prófugo.

El fantasma negó con la cabeza y se fue sin decir más.

—¿Acabas de usar la carta del antecedente penal? —Elay esbozó una media sonrisa—. Eres horrible, pero me agradas.

Viktor se carcajeó con disimulo, cubriendo su boca con la copa.

—Lazarus Solekosminus tiene sus razones para encontrar al ridículo Salvador y, por consiguiente, a Dorian —explicó—. No es que confíe en él, pero es determinado y eso me basta. Además tenemos un trato.

Elay entornó los ojos.

—¿Qué clase de trato?

—Si no lo ayudo, me condenará a sentencia de muerte —respondió Viktor con casualidad, bebiendo sangre.

Elay se tensó y sus ojos previamente semi cerrados, se ampliaron.

—¡Viktor! —exclamó—. ¡¿Te das cuenta del problema en el que acabas de meterte?! —Adoptó un tono de urgencia—. ¿Qué pasará si no encuentran a ninguno? ¿Si ninguno existe?

—Me condenan a muerte —repitió.

—No lo digas como si fuera un paseo en el parque, albino idiota.

—Me parece un trato justo.

—Entonces tenemos conceptos muy diferentes de la justicia —replicó ella—. Quiero hablar con ese tal Solmenosikus. —Pronunció erróneamente el apellido y se cruzó de brazos—. Ni siquiera su apellido es pronunciable.

—Significa devorador de soles. —Intervino una voz que Viktor reconoció. Levantó la mirada y se encontró con el detective mismo. Habían quedado de encontrarse en el bar del hotel para partir a Reverse York. No pensó que llegaría casi media hora antes.

—Es el detective —susurró a Elay para advertirla antes de que dijera algo estúpido.

Elay lo escudriñó con desconfianza.

—¿Devorador de soles? ¿En serio? —Bufó—. Parece salido de un videojuego.

Lazarus no se turbó por sus palabras, en realidad, pocas cosas parecían sacarlo de esa expresión eternamente impávida. Se quitó las gafas de cristales carmesí que llevaba en el rostro, y se volvió hacia Viktor.

—¿Estás listo para partir? —preguntó.

Viktor se acabó la sangre de un gran sorbo y asintió mientras tragaba.

—No tengo nada más en la agenda —contestó entonces.

Elay se cruzó de brazos y se interpuso entre Lazarus y Viktor.

—Quiero ir con ustedes.

El detective negó con la cabeza.

—No es un viaje de campo.

—Dorian es mi mejor amigo y además no confío en ti o en Zalatoris —repuso.

Viktor se puso de pie.

—¡Hey, pensé que había confianza entre nosotros!

—No para este tipo de cosas. Eres un impulsivo y demasiado emocional —refutó—. Sin ofender.

—Muy tarde.

—Zalatoris y yo tenemos un trato —señaló Lazarus.

—Y será honrado, yo no me interpondré.

Lazarus entornó los ojos.

—¿Qué eres?

—¿Qué soy...? —Repitió la pregunta, captando tras unos instantes—. Oh, lo olvidaba, te refieres a eso. Soy humana, ¿no es obvio?

—Un humano será un retraso. No tengo margen para ello.

—Puedo ver, a medias, pero puedo ver a través del velo de ignorancia de la Sociedad Ulterior, así que por ese lado no seré un "retraso". Puedo arreglármelas sola.

Lazarus frunció ligeramente el ceño.

—Eso no es normal.

—Por favor, ¿qué es normal en todo esto? —cuestionó Elay, señalando sus alrededores—. Aunque, para ser justos, tienes razón, su concepto de normalidad debe ser muy diferente al mío.

Lazarus y Elay continuaron discutiendo entre ellos, más que nada era ella exigiendo ser llevada a Reverse York y él negándose rotundamente, presentando un contraargumento a cada cosa que ella decía. Viktor volvió a sentarse, apoyó el codo en la barra y recargó el mentón sobre su palma, observando la discusión con una sonrisa burlona en su rostro. Ninguno cedería.

Estaba a punto de pedir otra copa de sangre y unas patas de rata cuando le llegó una notificación al celular. Frunció el ceño, extrañado, puesto que los mensajes no atravesaban a la Sociedad Ulterior o tardaban horas. Sacó el aparato y, al encender la pantalla, leyó un corto mensaje de parte de Emma:

«S.O.S. CASA».

Se puso en pie de súbito y se interpuso entre Lazarus y Elay, quienes dejaron atrás la discusión por ir a Reverse York para en su lugar pelear acerca de las extrañas habilidades de ella y lo que cada uno consideraba bizarro.

—Emma está en peligro —farfulló.

Elay se volvió hacia él. Espantada.

—¿Cómo que está en peligro? —Viktor le mostró el mensaje y ella se asustó más—. Hay que-

—Voy un paso adelante que tú —interrumpió, dispuesto a dirigirse hacia la salida cuando escuchó la voz de Lazarus:

—¿A dónde crees que vas? —cuestionó—. Dime toda la verdad o no salvarás a Dorian.

—¿Dorian? ¿Qué tiene que ver Dorian aquí? —intervino Elay, impaciente.

Pero Viktor sabía bien qué significaba la mención de ese nombre. Cada vez que Lazarus mencionaba el nombre de Dorian, se veía forzado a responder todo con sinceridad, puesto que sino, sentiría el cuerpo débil y unas incontrolables ganas de desmoronarse en un desesperado llanto.

—Emma Welsh, la hermana menor de Dorian, está en peligro —admitió, sintiendo como un peso aplastante desaparecía de su cuerpo.

Lazarus, sin cuestionar más al respecto, simplemente preguntó:

—¿Dónde?

Vampire AnomalyWhere stories live. Discover now