Capítulo 5: Una conversación necesaria

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Tras cerrar la puerta de su habitación y meterse en la ducha, fue cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer. ¿Central Park? ¿De dónde había salido eso? Ni idea. Solo sabía que cuando vio a Kendra marcharse tuvo la imperiosa necesidad de correr hacia ella y decirle precisamente lo que le había dicho. Cuando le devolvió la sonrisa y le guiñó el ojo, pensó que el corazón se le saldría del pecho. Por otro lado, debía reconocer, que aparte de tener la oportunidad de hablar con ella, también estaba emocionado por conocer un poco de Nueva York. Era una ciudad que desde niño siempre le había encantado, era como si desprendiera magia. Las dos horas que tuvo que esperar para salir se le hicieron eternas ¿No podía haberle dicho media hora? Salió escopetado de la Torre de los Vengadores sin que nadie se diera cuenta de ello y cogió el primer taxi que consiguió parar en la calle. Por lo que le contó, al parecer el taxista era indio y bastante parlanchín. Durante el trayecto no paró de hablar y le contó que él había estado en la batalla de Nueva York y que su anterior taxi había quedado destrozado bajo una "alucinante" nave espacial. Quill intentó seguirle el rollo y mostrarse lo más amable posible, pero lo cierto es que unos nervios hasta ahora desconocidos para él se estaban apoderando de su estado de ánimo. Cuando llegaron a su destino, el hombre todavía seguía parloteando, mas consigo mismo que con su cliente. Peter no tardó en localizar a Kendra delante de la enorme verja de Central Park. No fue difícil, su pelo medio plateado en aquél momento destacaba por encima entre las cabelleras oscuras y rubias de la gente. No pudo evitar fijarse en ella y en los ajustados pantalones negros que se fijaban con elegancia a su figura, igual que su camiseta de tirantes con el logo del whisky Jack Daniel's en la parte frontal. No le extrañaba que no llevara una chaqueta, lo cierto es que todavía hacía bastante calor, a pesar de que se notaba que el invierno no tardaría en llegar. Peter tragó con fuerza y se dirigió con paso acelerado hacia ella.



Kendra llevaba cinco minutos esperando en la puerta de Central Park. Jamás lo admitiría, pero se había dado toda la prisa posible en salir cuanto antes. Se había vestido con lo primero que había encontrado y había huido a toda prisa bajo las escrutadoras miradas de sus compañeros. Entonces le vio, Peter caminaba hacia ella casi corriendo, había dejado su largo y peculiar abrigo en la Torre y en su lugar solo llevaba una camiseta de manga corta que dejaba ver sus musculados brazos con un símbolo que no reconocía. Se paró delante de ella con una sonrisa.


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-No suelo hacer de guía turístico y si a eso le sumas que llegas tarde....

-No empiezo con buen pie ¿eh?

-No, no demasiado.

Ambos sabían que estaban bromeando y a pesar de ello, la repentina y creciente tensión se podía cortar con un cuchillo. Se miraron fijamente el uno al otro durante unos incómodos segundos hasta que se atrevieron a hablar.

-Bueno, no se cuanto tiempo tenemos así que si quieres conocer Central Park deberíamos entrar ya.

-Claro umm....las damas primero.- Kendra asintió con la cabeza y caminó delante de él.

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Al principio ninguno de los dos habló y simplemente caminaron al lado del otro. Después, Kendra empezó a explicarle cosas sobre las distintas zonas del parque. Se sentía ridícula hablándole de las plantas, pero era lo único que se le ocurría. Normalmente, nunca daría tantos rodeos con un tema de conversación, con nadie, pero Peter era un caso aparte. Era el caso aparte. Se toparon con un puesto de perritos calientes y una sonrisa se le extendió por el rostro. Se giró para mirar a Quill.

Peter Quill: historia de un forajido. #ChrisPrattAwardsWhere stories live. Discover now