✩𝐂𝐚𝐩. 12✩

771 91 118
                                    

15 de mayo, 2943

No he salido de mi habitación en casi una semana.
Astrid a veces viene y se queda conmigo pero ella tiene que seguir haciendo clase, y yo quiero estar sola.

Hoy al despertarme me ardían los ojos, seguramente de tanto llorar.

Aún sigo sin creérmelo. Sigo pensando que cuando salga del internado ella estará esperándome en casa, y al verme me abrazará y haremos maratón de películas como solíamos hacer.
Pero solo hacen falta unos segundos para volver a la realidad y darme cuenta de que ya no está. No volveré a abrazarla, ni a hablar con ella... no volveré a verla.

Me acabo de despertar pero aún tengo sueño y como no tengo ganas de ir a clase no me molesto en levantarme y me quedo en la cama.
Pero de repente alguien llama a la puerta.

Ahora mismo no me apetece hablar con nadie así que no respondo, seguramente así me dejará tranquila.

—Princesa, sé que estás dentro. Y sé que estás despierta.

Sin saber porque, vuelvo a notar unas ganas inmensas de llorar, y lo hago, lloro.
Lágrimas empiezan a caer por mis mejillas mientras intento calmarme. No quiero hacer ruido y que Kaden lo escuche a través de la puerta.
Lo último que quiero es que entre y me vea así, tan débil.

—Vamos princesa, por favor abre la puerta.

Niego con la cabeza en modo de respuesta aunque no pueda verme.

Respiro hondo.

—Déjame —logró decir, pero mi voz tiembla.

—Joder, no puedo irme sabiendo que estás así. Vamos abre, solo...

En verdad Kaden puede abrir en cualquier momento ya que las puertas no tienen pestillo, pero agradezco que no lo haga.

—Que me dejes —insisto.

Me incorporo hasta quedar sentada en la cama, con las piernas cruzadas y me tapo la cara con las manos.
En un momento empiezo a sollozar, es prácticamente imposible llorar así sin hacer ruido.

Pasan los minutos y creo que Kaden ya se ha ido así que me dirijo al baño. Me lavo la cara y cuando consigo disimular un poco que he estado llorando decido que es hora de bajar.
Ahora toca clase de tiro así que supongo que puedo ir. No tengo que hablar con nadie, simplemente disparar.

Creo que podré estar una hora sin llorar.

Respiro hondo una última vez antes de salir de la habitación. Abro la puerta y efectivamente Kaden no está, lo prefiero así, tampoco sé porque se ha preocupado tanto si se supone que me odia.

Empiezo a caminar por los pasillos y a decir verdad, me tomo mi tiempo. Tampoco tengo prisa para llegar a clase.

Y de repente me encuentro con Kaden. Que sube las escaleras muy concentrado para que no se le caiga la bandeja que lleva en las manos, con un bol de sopa y un vaso de agua.

De alguna forma nota mi presencia porque sube la mirada y parece sorprendido de ver que he salido.

—¿Cómo estás? —pregunta.

Me encojo de hombros.

—¿Qué haces con esto? Se supone que deberías de haber comido hace dos horas.

Me sorprende ver lo fácil que me sale hablar con él. Durante toda la semana lo único que he dicho ha sido "si" o "no".

—No es para mí —sonríe un poco —es para ti.

RayenWhere stories live. Discover now