~ CAPÍTULO 21 ~

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Audrey

Seis años antes

Después de desayunar con Clara volví a mi casa.

Tras el encuentro con Logan estaba sorprendentemente feliz.

Introduje la llave en la cerradura de la puerta principal de mi casa, gire y la puerta se abrió. Lo primero que escuche fueron los gritos de mi madre.

-¡Cuando encuentre a esa niña, la voy a matar!- oía que decía de fondo.- ¡Sé puede saber donde demonios está-

Anduve por el pasillo y cada vez sus gritos se hacían más fuertes y dejaron de ser algo de fondo a ser directo.

-Estoy aquí.- dije llamando la atención de mi madre que estaba gritando y de mi padre que estaba sentado en el sofá.

-¡Por fin apareces!- exclamó aliviada.-¿Dónde estabas?

-Estaba con Clara.- contesté.

-No me lo puedo creer.- dijo sin dar crédito. Yo no sabía a qué se refería.- Has olvidado que en una hora hemos quedado con tu abuelo para celebrar el año nuevo.-

Mi cara se iluminó ante su afirmación. Tenía razón, se me había olvidado completamente.

-Lo siento. No me acordaba.

-¿Por qué será que no me sorprende?- sentenció ella.- Ahora sube a tu habitación y arréglate. Ponte una falda y un jersey o un vestido pero no vayas en vaqueros y sudadera, por favor.- acabo ordenándome.

Salí de la estancia y retrocedí mis pasos hasta mi habitación.

Una vez dentro cerré la puerta con un sonoro golpe y me planté frente al vestidor. Saqué un par de opciones pero no me gustaba ninguna.

A punto de desesperarme en mi mente se aparecieron un par de ojos azules como el cielo. Sonreí y sin pensarlo cogí mi móvil y abrí un chat nuevo. Observé el nombre de Logan arriba de mi pantalla y me dispuse a escribirlo.

Hola, soy Audrey, la chica de la fiesta que te tiró una copa de champán encima.

En realidad no sabia que decirle a si que le di a enviar y que sea lo que Dios quiera.

Tire mi móvil encima del pequeño sofá de cuero blanco que había en mi vestidor y seguí dando vueltas a qué ponerme. Mi madre me iba a matar porque por mi culpa íbamos a llegar tarde a casa del abuelo Anthony y eso era lo último que una mujer como ella quería, quedar mal ante su suegro Anthony Hamilton, el hombre que consiguió toda la fortuna con la que contaba esta familia. Pero mi abuelo no solo había conseguido dinero también había conseguido el respeto de todo el mundo y sinceramente creo que eso es mucho más importante que el dinero en sí porque ¿De qué sirve tener todo el dinero del mundo si la gente no te respeta?

Volviendo a la realidad, seguía plantada frente a una de las baldas del vestidor y ahora sí que estaba desesperada cuando mi móvil vibró encima del pequeño sofá. Al oír el sonido que anunciaba un nuevo mensaje, me lance a por él.

Mire la pantalla encendida.

Hola, chica de la copa de champán, creo que si me acuerdo de ti, ¿Eres la chica a la que me encontré bebiendo sola en su jardín y luego en una cafetería?

Sonreí, Logan me había contestado.

Vaya, dicho así es muy vergonzoso.

¡Qué va!

Si tú lo dices...

¿Estás ocupada?

Más allá de lo racionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora