~ CAPÍTULO 8 ~

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Audrey

No me puedo creer que haya dicho eso y de que yo haya sido tan valiente de pegarle una bofetada.

Salí del ascensor lo más rápido que pude y menos mal que tenía llave.

Llegué a la puerta y la abrí.

Entré en la casa y fui directamente a mi habitación.

Una vez dentro me quité los tacones y los tire de cualquier forma al igual que tiré mi bolso a la cama y me desnudé.

Fui al baño y me metí bajo el agua de la ducha. Era lo único que funcionaba cuando me ponía en este plan, cuando tenía tanta rabia acumulada que no podía controlarla.

No sé cuánto tiempo estuve bajo el agua, ¿Veinte minutos, media hora tal vez? El sonido del agua y sentirla sobre mi delicada piel me relajaba y hasta que no estuve segura de que me había relajado del todo, no salí de allí.

Una vez relajada me envolví en una toalla y con la esperanza de que estuviese Logan en el salón salí de mi habitación con la toalla como único abrigo. Quería provocarlo y demostrarle con quien estaba jugando.

Llegué a la estancia principal del piso y ahí estaba él, sentado en una banqueta de la isla de la cocina escribiendo en el ordenador.

Logan

Sentí que alguien se acercaba, aparte la mirada del ordenador y allí estaba ella, envuelta en una toalla blanca con el pelo mojado.

-¿Ya estás tranquila, pequeña Gremlin? -Pregunté

-Ni te imaginas.-Contestó sin un ápice de rabia en su voz.

-Me alegro porque has dejado a toda la ciudad sin agua caliente, este mes la factura del agua me va costar una pasta.-Puntualice pero ella no reaccionó, estaba concentrada buscando algo en los armarios de la cocina, ¿Él que? pues no lo sé, porque según ella tenía que hacer la compra.

Abrió todos los armarios pero no debió de encontrar nada. Se fue a dar por vencida pero de repente sus ojos se posaron en lo que buscaba, el alcohol.

Se acercó a la mesa que hay en el salón donde descansa el whisky.

Cogió un vaso y se sirvió una copa que se tomó de un trago.

No pude evitar ver como se relamía los labios de forma tan sensual ni como poco a poco se le aflojaba la toalla del cuerpo.

Echaba de menos sentir sus labios sobre los míos, sentirla conmigo dentro, echo de menos oír sus gemidos de placer. Pero de eso hace años.

-Sírvete todo lo que quieras, como si no importase su precio.- Comente apartando los ojos de su cuerpo y volviendo a la pantalla de mi ordenador.

-Perfecto.- Contestó.

Cogió la botella y empezó a beber de morro.

Se acercó y dejó la botella al lado del ordenador.

-¿Quieres?- Me preguntó con voz sensual y provocativa.

-No, estoy trabajando.

-¡Qué pena! Más para mi.-

Se acercó más a mi hasta el punto que la pude sentir, se apoyó en mí y me empezó a acariciar y besar el cuello.

-Audrey..- suspire.- ¿A qué juegas?

No hubo respuesta por su parte.

Sentí como mi entrepierna empezaba a endurecerse.

Necesitaba apartarla de mí pero no podía, la forma en la que me tocaba, en la que me besaba, me excitaba demasiado.

Más allá de lo racionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora