CAPITULO 23

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CAPITULO 23

LOUIS

El domingo por la mañana es gris y lluvioso, lo que ayuda a que Louis se quede en el calor de la cama de Harry despierto. Incluso cuando sólo lleva con los ojos abiertos treinta segundos, sabe lo que significa que sea domingo. Se tiene que ir hoy, tiene que volver a Manchester esta noche y volver a trabajar mañana y  mientras que su vida es más fácil ahora con Harry en ella, no puede fingir que no teme alejarse.

Se da la vuelta, frota una mano sobre los ojos y ve a Harry en la cocina.

—Buenos días —lo saluda, con la voz ronca por el sueño y la forma en que le sonríe hace que se derrita.

Se come el desayuno en la mesa. Té, tostadas y pies fríos balanceándose juntos. Están tranquilos. Se siente tonto, al saber que observar como Harry desayuna hace que su corazón se hinche. Es sólo que Harry es una persona que realmente toma su té como un idiota y utiliza dos cuchillos diferentes para la mantequilla y la mermelada y tiene defectos que mama demasiado. Louis mira a Harry desayunar y no quiere irse a casa esta noche.

—¿Quieres ver algo genial? —le pregunta Harry y él sólo puede asentir, porque está enamorado de un niño pequeño.

No explica nada más, sólo asiente con alegría y quita la mesa. Se visten de forma rápida, poniéndose sus propios pantalones, pero con una camiseta de Harry de manga larga de algodón suave suelta alrededor del cuello y siente como lo mira con una promesa en los ojos. Toma su bolsa de la cámara y un paraguas.

Louis cree que irán al metro de nuevo, pero caminan en otra dirección, el brazo de Harry apretado alrededor de la cintura para mantenerlos bajo el paraguas. Caminan menos de diez minutos, serpenteando y cruzando las calles, hasta que llegan a un enorme bloque de pisos. Está cubierto con grafitis y Louis está empezando a cuestionar el sentido común de Harry.

—Que sitio tan romántico, amor —dice Louis, temblando ligeramente bajo la lluvia—. No estoy seguro de que estemos en el punto de “vender droga” en nuestra relación. No quiero apresurarme, prefiero dejar ese tipo de cosas para nuestro segundo aniversario.

—Vete a la mierda —lo empuja por el hombro y avanza hasta la puerta e introduce el código de acceso.

—¿También vives aquí? —le pregunta, mirando por encima del hombro—. ¿Tienes identidad secreta? ¿Eres un superhéroe con un agente de bienes raíces de  mierda?

Harry se ríe, lanzando un brazo alrededor de su cuello y tirando de él hacia el ascensor.

—Exacto, Tommo. Nos dirigimos a mi guarida —aprieta el número 14 y se dirigen hacia arriba.

Cuando Harry teclea el número 1426, Louis empieza a ponerse un poco nervioso.

—Si tienes una esposa secreta o algo así, está realmente no es la mejor manera de decírmelo —bromea Louis, apoyado en el marco de la puerta, viéndolo luchar con la cerradura. Todo el pasillo parece que se está cayendo a pedazos, la pintura desconchada y las bombillas desnudas como un escenario de película de terror.

Con una risa victoriosa, Harry finalmente consigue abrir. Antes de entrar, se vuelve y lo besa con dulzura a fondo antes de dejar caer un último beso en la mejilla.

—No tengo una esposa secreta —luego tome su mano y tira de él hacia dentro.

Es sólo un piso normal, claramente habitado, lo empuja más allá de la habitación principal, hacia lo que debería ser el dormitorio.

—Es el piso de mi amigo Benji. Él estaba en el departamento de fotografía de Manchester y se mudó aquí más o menos a la vez que yo.

—¿Por qué tienes una llave del piso de Benji? —pregunta Louis, mirándolo sacar otra llave para abrir la puerta del no-dormitorio.

This Inconvenient FireworksWhere stories live. Discover now