CAPITULO 13

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CAPITULO 13

 

LOUIS

A pesar de todas las oraciones, de todos los gritos al cielo, las noches sin dormir y las consideraciones serias de hacer una ofrenda a Satanás, por fin llega: la semana previa. Una semana hasta la noche del estreno y hay tanto que hacer que no puede hacer más de la mitad de la lista antes de tener un repentino impulso de beber hasta el estupor. No hay tiempo suficiente. Matemáticamente es imposible terminar todo antes de subir el telón. Este es el show que ha querido hacer desde que supo que iba a dirigir espectáculos y nada está terminado, y tan solo tiene una semana. Esa idea es una presencia constante en la parte posterior de su cabeza, zumbando alrededor de su  cerebro cuando se supone que debería estar dando conferencias sobre Chéjov y recordándole que no puede relajarse.

No puede caer en pánico ciego, por lo menos no frente a su reparto y equipo, porque los adolescentes pueden oler la debilidad. El segundo en el que vean las grietas, el musical se vendrá abajo y él nunca será capaz de poner un pie en la escuela nunca más. Y no tendrá trabajo y tendrá que regresar a casa de su madre e incluso Duquesa terminará pensando que es demasiado patético para pasar tiempo con él… Tal vez deba dejar de beber Red Bull.

Termina el primer ensayo general el lunes a las nueve, envía a los chicos a casa, pero él se queda organizando los trajes y reparando los muebles que una patada hizo caer. Harry se queda con él y para ser honestos, no es de mucha ayuda real, pero su voz es suave y lo mantiene lejos de arrancarse su propio pelo, por lo que es útil incluso si a veces se interpone en el camino.

Pasan dos horas y está considerando seriamente quedarse toda la noche cuando siente unos brazos alrededor por detrás.

—Has terminado por hoy —Harry retumba en la parte posterior de su cuello.

—No —dice Louis, retorciéndose un poco, pero los brazos de Harry son inflexibles—. Estoy bien, Haz, déjame ir.

—No estás bien —aprieta con más fuerza—. Estabas murmurando para ti mismo acerca de contratar caniches.

—Caniches de mierda —gruñe—. No tiene sentido. Son unos animales terribles. Suéltame.

Desafortunadamente, Harry no parece seguir su lógica, ya que su respuesta es levantarlo y  arrastrarlo fuera del área de backstage y del teatro—. Definitivamente nos vamos a casa.

—¡Bájame, rufián! —grita, agitándose de forma ineficaz. Normalmente sólo tiene cosas hermosas que decir sobre los brazos de Harry, pero este no es uno de esos momentos. La inutilidad de su situación se vuelve clara y finalmente se rinde—. Está bien, Styles. Tú ganas. Sólo dame quince minutos más y luego podrás llevarme fuera de aquí como el hombre de las cavernas, ¿vale?

Harry lo baja.

—Estoy empezando a contar desde ahora. Quince minutos exactamente, o la próxima vez te noquearé primero.

Así es como Louis se encuentra saliendo de la escuela sin haber hecho lo suficiente la noche del lunes, sintiendo como si debiese entrar en pánico pero sin posibilidad de hacerlo a través de la niebla de su agotamiento. Él y Harry caminan por el aparcamiento juntos, pero cuando empieza a dirigirse hacia su propio coche, Harry lo agarra por la muñeca.

—De ninguna manera —dice Harry—. No hay manera de que te deje conducir en ese estado. Dormirás en mi casa.

—Pero… —protesta Louis, tratando de recordar cómo utilizar las palabras con el fin de articular algo coherente—. ¿Qué pasa con…?

—Nos levantamos temprano mañana —contesta Harry, tirando de Louis hacia su coche—. Te llevaré a tu piso para que puedas cambiarte y alimentar a Duquesa, no habrá ningún problema —le suelta mientras abre la puerta del lado del pasajero—. Entra en el coche.

This Inconvenient FireworksWhere stories live. Discover now