2| Las fotos

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                         Abbey

Al otro día me despiertos por la molesta alarma de mi celular, odio los sonidos que tiene disponible para iPhone, me reincorporo de la cama, estirándome un poco y luego doy un vistazo a mi celular para ver la hora. No me sorprende no tener ninguna notificación, porque siempre antes de dormir, lo pongo en modo avión para que nadie, o, mejor dicho, Lee me llame a mitad de la noche contándome todo lo que ha hecho y como lo ha pasado, a veces puede ser un poco irritante, porque no me deja dormir mis horas de sueño y habitualmente sus llamadas pueden durar como 3 horas.

Me levanto de la cama, la ordeno, porque si no pienso que empiece mal el día si lo tengo desordenado, luego voy al baño, hago mis necesidades y después voy a la cocina a prepararme algo para desayunar, desactivo el modo avión y veo como me llegan mensajes del grupo que tengo con Lee y Víctor, no les tomo mucha importancia, me hago unos huevos revueltos con pan tostado y un poco de palta, acompañado con jugo exprimido de naranja. Me llevo el desayuno a la sala de estar y los coloco en el pequeño escritorio, agarro el control de la televisión y la prendo para ver un poco las noticias y como estará el día hoy para poder ir a la universidad a cursar.

Luego de haber terminado mi desayuno, pongo el plato y el vaso en la lavavajilla y me dispongo a ir nuevamente a mi habitación para vestirme, me detengo al ver la campera que me dio Jamie ayer antes de irme. Fue un gesto amable, aunque fue un poco justo luego de que yo haya soportado su estado de embriagues, agarro la campera, la pongo en un perchero que tenía libre y la guardo en mi armario. Aun sentía el olor a su perfume, no sé cómo se le pueda dar devuelta si nunca lo voy a volver a ver en mi vida y si lo contacto por Instagram, es medio obvio que no tendré su atención dentro de los miles de solicitudes de mensajes que tiene por día, si es un famoso futbolista como no va a tener miles de mensajes por día de muchas chicas que se mueren por él.

Por suerte yo no soy una de ellas.

Pongo mi playlist de música mientras busco lo que me voy a poner el día de hoy y también preparo mi bolso con el uniforme para ir luego de la universidad a la cafetería a trabajar. Cuando ya tengo todo listo, me dispongo a salir de mi departamento e ir a tomarme el bus hasta mi universidad, ya en el bus me dispongo a revisar los mensajes que tenía esta mañana.

Las clases fueron normales, lo que no fue normal era que en cada lugar que estaba, había varias personas mirándome, ni lo pudieron disimular al menos, no me gusta ser el centro de atención y si la tengo es solamente para que me critiquen mi cuerpo. Intento en no prestar mucha atención y sigo con lo que estaba haciendo, que era editando unas fotos en mi computadora para un trabajo de la materia.

En el receso me encuentro con Lee y Víctor, que estaban sentados en uno de los árboles del campus.

—Hola, chicos. —digo al sentarme en frente de ellos dos. —¿alguno tiene idea de porque hoy estoy siendo el centro de atención de algunas personas? —les pregunto y los miro.

— Puede que tenga que ver con la fiesta de ayer— dice Lee restándole importancia.

—¿Qué, no estuviste con Lee en toda la fiesta? — pregunta Víctor.

—No, este idiota me dejo sola en la fiesta—digo haciéndome la pobrecita.

—¿Qué te he dicho, Lee? —le da un pequeño golpe en la nuca—. No se para que la invitas si te vas a desaparecer—dice regañándolo.

—Y por tu culpa me reencontré con Jamie—digo con indignación.

—¿Cómo? ¿Qué paso? Quiero todos los detalles, Stone—dice Lee como si le estuviera por contar el chisme del año.

Cuando el juego terminaWhere stories live. Discover now