10 | Volver a sentir

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Josh Lee

21 de octubre

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Metí las manos a los bolsillos y caminé hasta recargarme en el casillero, justo donde Darla Lynn estaba guardando sus libros tranquilamente.

—¡Josh! Deja de hacer eso —su pecho se inflaba y desinflaba, por el susto que le di en el momento que me vio.

—Perdón —levanté las manos, exaltado—. ¿Estarás ocupada? —arqueé una ceja.

Se dio vuelta y siguió metiendo sus libros, ladeé el rostro dedicándome sólo a observar sus acciones. Me centré en sus ojos, también vi como hacía pequeños movimientos con sus labios cuando sus cosas no se acomodaban. Arrugó las cejas y al final me respondió:

—No, sólo iré a casa y terminaré los pocos trabajos pendientes que me quedan —se encogió de hombros.

Bostecé, miré a Darla por segundos que se volvieron eternos, son como esos momentos en los que te quedas con la mente en blanco, me pasa muy seguido.

—¿Quieres salir conmigo? —pregunté directamente, sin pelos en la lengua.

La vida no esta para estar insinuando cosas o tirando indirectas, mejor decir todo al momento y ver que sucede.

Si me dice que sí, pues que bien, si me dice que no, entonces iré a dormir a casa y comeré todo el bote de helado que mi padre compró la vez pasada en el supermercado.

Súper planes, una vida de rockstar diría yo.

—¿Salir? —ocultó su cara dentro del locker—. ¿A dónde? ¿O, o por qué? —titubeó.

Reí. Darla Lynn de verdad es muy tierna.

—Darla eso no se dice —di un paso para llegar a su lado—. ¿Sí o no? —dije detrás de ella, muy cerca de su oreja.

La invitación no es por algo en especial, simplemente necesito y quiero salir con alguien, he llegado al punto de cansarme de la soledad.

Dicen que me rodeo de mucha gente y que a todos les agrado, pero algunos dicen que soy un hijo de papi que se la pasa cagando la vida de otros, hace 2 días escuché a mis compañeros de equipo planear como se irían en mí contra en las próximas prácticas, para arrebatarme el puesto de capitán. Curioso porque esas mismas personas fingen ser mis amigos muy a menudo.

No entiendo porqué tanta hipocresía.

Siempre es lo mismo, no puedo esperar mucho de las personas, de alguna manera llegarán a traicionarme o darme la espalda, sólo deseo que Darla no sea una de esas personas.

—Mmm —se volteó a verme, sus cachetes blanquitos pasaron a ser unos rositas muy lindos—. ¿Yo? —cuestionó alargando la palabra, asentí lentamente—. Pues, digo que no estaría mal. Así que sí.

—Genial… —estaba a punto de decir algo, pero detrás de ella vi a Saimon observarnos, muy interesado en nuestra conversación—. Vamos —cerré de golpe su casillero, agarré su mochila y con la mano libre entrelacé nuestros dedos.

¿Qué le pasa a ese acosador? Sólo falta que quiera arruinar mi relación con Darla. Si es que acaso somos algo, ella dijo que somos amigos, me alegra mucho que sea mi amiga.

—Josh vas muy rápido —se quejó, cuando bajábamos las escaleras de la entrada.

Analicé sus palabras y la solté rápidamente a la vez que me detenía de golpe. ¿Pero qué fue eso?

Corazones de papel [Pausada]Where stories live. Discover now