¡Osorio Quiero Otra Niña!

2

Ambos padres se encontraban ya en su habitación, Emilio se estaba lavando las manos mientras que Joaquín se estaba poniendo crema en su piel miro la puerta y suspiro.

—Emilio. —dijo y el alfa salió del baño para acercarse y verlo.

—¿Que ocurre? —pregunto.

—Yo. —susurro.

—Si. —sonrió. —¿Que desea mi hermoso omega?

—Lia ya está grande. —mordio su labio inferior.

—Lo se. —lo abrazo. —es muy gruñona como lo eres tú Joaquín.

—Yo quiero. —hizo una pausa. —tengamos otro bebé.

Emilio al escuchar eso se alejó y negó Jimin frunció su ceño y le tiro un bote a lo cual él alfa se quejó, Joaquín siguió arrojándole cosas.

—Joaquín para. —dijo el alfa.

—ERES UN MALDITO MENTIROSO DE PORQUERÍA. —grito.

—Joaquín tenemos ya cuatro hijos. —hablo. —¿porque quieres otro?

—Me dijiste que esta casa sería para todos nuestros cachorros. —le arrojo un bote de loción.

—¿Tienes un puto amante verdad?

—Se lo que dije. —se quiso acercar pero retrocedió cuando un zapato se dirigió donde él.

—¿De donde sacas lo del amante?

—YA NO ME TOCAS Y DE SEGURO ES BETA POR ESO NO TRAES AROMA. —grito.

—Yo jamás te lastimaría de esa manera. —suspiro.

—Entonces hazme el amor. —se acercó al alfa pero este negó.

—No Joaquín. —dijo.

—¿Ya no soy bonito? —sus ojos se llenaron de lágrimas. —es por eso que ya no me deseas.

Emilio suspiro y se acercó para abrazarlo Jimin se pudo a llorar, el alfa con cuidado lo cargo y se sentó con el omega sobre el. Le acarició la mejilla mientras limpiaba las lágrimas para el Joaquin sería siempre el omega más hermoso que haya conocido.

—Nunca vuelvas a decir que ya no eres bonito. —hablo serio. —y no sabes las ganas que te tengo pero no puedo.

—¿Porque? —pregunto.

—El embarazo de los gemelos fue más complicado. —le acarició la espalda. —aun que fue también de nuestros lobos estuviste en coma por una semana. —bajo la mirada. —además no te has recuperado del todo.

—Yo estoy. —fue interrumpido por el alfa.

—Se que aún no estás bien no puedes mentirme nuestro lazo es fuerte Joaquín. —dijo. —siento lo que tú sientes. —levanto la mirada. —se que tú entrada aún te duele.

—Yo. —susurro el omega. —perdon si parezco un chico hormonal.

—No tienes que disculparte. —sonrió. —pero para mí antes que la lujuria y el placer está tu bienestar y el de nuestros cachorros. —le beso la frente. —además aunque queramos un nuevo cachorro tenemos lo de Jae con sus problemas de autoestima y contando que Lucas y Ale aún están pequeños y no han cumplido ni un mes de que están ya con nosotros.