VIII.

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Noveno mes de embarazo.

Estaba con en mi apartamento con Abby, quien había venido de visita; Ana también estaba aquí, ella venía seguido a verme, después de todo es mi vecina.

Me sentía pesada, cansada y lo único que quería era que mis bebés nacieran.

Por favor, ya nazcan, hagan eso por mami. Todos los días les repetía lo mismo, pero no me obedecían.

-¿Porque no nacen?- Preguntó Abby mirando fijamente mi estomago.

-Porque aun no están listos. - Contesté.

-¿Porque Ana ni nadie mas puede saber que son? -Preguntó ladeando la cabeza.

-Porque es una sorpresa y tu no puedes decir nada ¿De acuerdo?

-¿No decir que? - Preguntó Ana entrando a la estancia con una bandeja de comida.

-Es un secreto. - Le contestó Abby con una rodilla traviesa.

Ana puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.

-No crean que no me he dado cuenta de que esconden algo. -Dijo Ana sentándose a mi lado.

*

-Quiero hacerlo. - Le dije a Dylan.
Me cruce de brazos e hice un puchero.

-Hey sin pucheros. No es no Taylor. - Dijo tomando la taza vacía que tenia en mis manos y dejándola a un lado.

-Por favor. - Suplique soltando un gemido de frustración.

-No. - Sentencio.

Me levante del sofá con dificultad y le arroje a Dylan un cojín a la cabeza. Entre a la habitación y cerré la puerta tras de mi, me acosté en la cama y me tape con la colcha hasta la cabeza.

La puerta se abrió y sentí la cama hundirse cuando Dylan se sentó en ella.

-Mi amor, vamos, no tienes razón para estar molesta. - Susurro tratando de quitarme la colcha de la cara, pero no lo deje.

-Mi esposo no quiere darme un orgasmo, creo que si tengo una razón para estar molesta.

-No quiero hacerte daño, eres la razón de mi vida y me aterra dañarte. - Fue su respuesta.

Me quite la colcha de la cara y lo mire.

-Eres jodidamente dulce a veces. - Susurré mientras recostaba mi cabeza en su regazo.

Acaricio mi cabello y pronto me quede dormida.

Me desperté de golpe, tenia demasiado calor y estaba húmeda, me incorpore un poco y vi las sabanas mojadas. Oh santa mierda.

Entonces llego, ese dolor horrible del que había escuchado hablar. Comenzó desde la parte baja de mi espalda y se extendió por todo mi vientre, apreté los dientes y cuando el dolor paso suspire de manera cansada.

Dylan no estaba a mi lado, iba a levantarme pero no me sentía segura de ello.

-Dylan - Llame, pero no era lo suficientemente alto - ¡Dylan! - Grite.

Cuando él apareció en la habitación otra contracción atravesó mi cuerpo.

-Mierda, esto duele. - Solté entre dientes. - Creo que se me rompió la fuente. 

-Oh dios, respira cariño. - Murmuró Dylan mientras buscaba una camiseta y se la ponía rápidamente.

Me ayudó a ponerme de pie y caminamos hasta la salida del apartamento.

Tentación: Escenas ExtrasOn viuen les histories. Descobreix ara