Extra Dos: Positivo.

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Estaba en la sala de juntas de la empresa, había cinco hombres sentados frente a mí además de mi padre, quien estaba sentado a mi lado y Halle que estaba tomando nota.

–¿Qué dices Taylor? –Preguntó mi padre.

–Me parece bien – Concorde –. Revise cada uno de los reportes de ventas y las ganancias de la empresa en estos últimos años y si invertimos en esto nos ira muy bien – Conteste de manera distraída. La verdad era que no me sentía nada bien, todo me daba vueltas y creo que empezaba a tener fiebre.

Mi padre se percató de mi estado y me miro con semblante preocupado.

–¿Estas bien hija? Te vez pálida – Susurró solo para mis oídos.

–La verdad es que me siento un poco enferma – Admití – ¿Te molestaría si me voy a casa después de la reunión?

–Por supuesto que no, de hecho, lo habría sugerido yo mismo.

Después de la charla, di todo de mí para ignorar el malestar y presté atención a los demás dentro de la sala, una vez revisados todos los deberes en la lista, me levanté de mi silla. En cuanto lo hice sentí náuseas y mareos, por lo que me tomé un segundo para recobrar la compostura.

Me despedí de todos y prácticamente corrí al baño más cercano a vomitar el almuerzo de hoy; baje la palanca del excusado y me enjuague la boca para deshacerme del horrible sabor de boca.

Al llegar a casa solté un suspiro de alivio, los mareos y las náuseas habían disminuido en el camino, pero me sentía extrañamente agotada. Encontré a Dylan en la estancia, estaba leyendo un libro, creo que era de medicina por la portada.

Levanto la vista cuando escucho el sonido de mis tacones sobre el piso.

–Hola mi amor ¿Por qué tan temprano? – Preguntó regalándome una sonrisa y acercándose a mí.

–Yo... ¿A qué huele? – Pregunte captando un olor intenso a comida.

–Preparé pasta, tu favorita– Anuncio con una sonrisa satisfecha.

Normalmente eso me habría hecho feliz, pero en esta ocasión lo rechacé y en su lugar corrí al baño. El olor especiado me había causado ganas de vomitar, me encerré en el baño mientras vomitaba. Mi estómago estaba casi vacío por lo que tuve unas arcadas realmente horribles, incluso mis ojos se pusieron llorosos por el esfuerzo. Tocaron la puerta.

–Taylor ¿estás bien? – Preguntó Dylan del otro lado de la puerta, se escuchaba preocupado.

–Salgo en un segundo.

–Abre la puerta.

–No quiero estoy fea en estos momentos. Es asqueroso –Murmuré frunciendo el ceño.

–He visto mi buena dosis de cosas asquerosas, no correré, lo prometo – Aseguró.

Aun así, no iba abrir la puerta. Ver a tu esposa vomitar no es la mejor forma de incitar pensamientos románticos. Respiré profundamente, jale la palanca del excusado y me levante.

–Estoy bien – Conteste yendo directamente hacia el lavamanos.

Me lavé los dientes y salí del baño unos minutos después. Dylan estaba recargado en la pared a un lado de la puerta.

–¿Qué tienes? – Preguntó tomando mi mentón y mirándome fijamente, buscando que es lo que estaba mal. Posó su mano sobre mi frente –. No pareces tener fiebre.

Envolví mis brazos en su cintura y me acurruqué en su pecho buscando consuelo.

–Estoy bien, solo me siento agotada – Conteste –. Creo que comí algo que me hizo enfermar. Voy a dormir un rato – Agregué besando su mejilla.

Tentación: Escenas ExtrasUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum