Extra Cuatro: 2x1

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Veinte minutos antes de las seis de la tarde me encontraba entrando al hospital. Era un lugar bastante familiar para mí, conocía donde se encontraba cada área, por lo que no fue difícil para mí conducirme hasta la recepción. Le pregunte a la encargada por Dylan en cuanto llegue.

–La está esperando en su consultorio – Fue la respuesta de la recepcionista, quien me dio una sonrisa educada.

Me dirigí hacia el lugar, y cuando llegue toque suavemente la puerta del consultorio, escuché un "pase" y entre.

Dylan estaba sentado detrás de su escritorio, mirando unos papeles. Usaba la característica bata blanca de los médicos y una camisa azul cielo que recuerdo haberle regalado hace algunas navidades. Cuando sus ojos se encontraron con los míos su expresión siguió siendo seria.

–La doctora estará disponible a la seis. Ponte cómoda – Fue lo único que dijo para luego ignorarme completamente.

Me senté en el sofá que había en su oficina, mi tristeza creciendo a cada segundo. Y por alguna razón, comencé a llorar por segunda vez en el día.

–Tú no lo entiendes, no es que no quiera un bebé, es que no puedo tenerlo. Me aterra la idea de que algún día yo no pueda estar ahí para él o ella. Me asusta pensar que tal vez no pueda quererme – Expliqué mientras seguía llorando – Tú has visto como los bebés lloran cuando los cargo, realmente no quiero eso.

>> Además ¿qué pasa si no soy una buena mamá? En todo lo que he podido pensar desde anoche es en mi madre y me aterra desaparecer un día como ella lo hizo. Todavía recuerdo a Abby, extrañaba a su mamá y lloraba todo el tiempo por ella, yo no quiero que eso suceda conmigo y el bebé, no quiero que este solo.

No me di cuenta del momento en que se acercó a mí y limpio mis lágrimas.

–Taylor, no podemos vivir aterrados de algo que es probable que no pase, y en todo caso, nuestro actuar no puede verse influenciado por ideas de un futuro que es incierto. Lo que sí puedo asegurarte es que vas a ser una madre genial y este bebé va a quererte ¿porque no querría a su mamá? Además, yo voy a estar ahí contigo, para cuidar y amar a nuestro bebé – Argumento mirándome con ternura.

Aun con sus reconfortantes palabras, las lágrimas siguieron cayendo.

–¿Y si no le caigo bien? –Cuestioné sorbiendo por la nariz.

Claro que me cautivaba la idea de tener un bebé con el hombre que amo ¿Qué tan increíble es eso? Pero el miedo de desaparecer un día como lo hizo mi madre era algo que hacía eco en mi cabeza desde que supe que estaba embarazada.

–Le encantara que tú sea su mamá ¿acaso no quieres tener a mi bebé? –Cuestionó suavemente haciendo a un lado el cabello que cubría mi rostro. Sus brillantes y conmovidos ojos me miraban con ternura.

El bebé de Dylan ¡Un bebé! Mío y de Dylan.

Las lágrimas no pararon de caer, lo que transformó la expresión de Dylan en una de preocupación.

–¿Porque sigues llorando? – Preguntó – Nena, todo estará bien. No estés triste.

–No estoy triste – Aseguré tomando el pañuelo que me ofrecía.

–¿Entonces porque lloras?

–Porque vamos a tener una Bestia en pañales – Respondí –. Es tan adorable que me hace llorar.

Comenzó a reír, el alivio reflejándose en su rostro, y se sentó en el sofá; me sentó en su regazo y comenzó a acariciar mi pelo.

–Una bestia suena bien, voy a rezar mucho para que no se parezca al feo gnomo de su madre – Bromeo.

Tentación: Escenas ExtrasWhere stories live. Discover now