#36: Wedding party.

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              —Vamos, Chris —Gemma alentó— ven a tirar de las cintas. Sólo será un momento.

La rubia alzó una ceja, cruzando sus brazos por sobre su pecho.

—Odio tirar las cintas. Es algo estúpido.

—Por todos los cielos —Gemma la agarró del brazo— sólo tira la maldita cinta.

Chris hizo una mueca completamente molesta, pero sabía que si no tiraba de la maldita cinta —como Gemma había dicho— la molestaría el resto de la velada y ella no necesitaba eso. Así que cuando una chica, la cual no pudo identificar, gritó el “1, 2, 3”, ella tiró de su cinta. Para su no sorpresa, salió un anillo al final. Gemma le sonrió, y ella rodó los ojos otra vez.

—¿Estás feliz ahora?

Gemma asintió: —Diviértete, Grinch.

—Lo que sea.

Al terminar la ceremonia, todas las personas que asistieron a la boda fueron llevados hasta la pequeña carpa que estaba acomodada debajo del sauce llorón; pero ésta, a diferencia de otras carpas, no estaba cerrada completamente, sólo tenía el techo y las paredes eran completamente inexistentes. Frente al escenario, estaban las mesas para que las personas se sentaran a disfrutar de la cena que los novios ofrecerían, o también, a disfrutar del espectáculo que se había contratado. Aunque había un espacio bastante prudente para que hubiese una pista de baile improvisada.

Sin embargo, ese no era el momento de cenas.

Chris se movió mirando a todos. Contando mentalmente a las personas que ya estaban frente al escenario. La mayoría estaba ahí, por lo que era tiempo de iniciar el famoso vals de los novios.

—Oh, Louis —Jay abrazó a su hijo—. Nos alegra tanto que por fin estés casado.

Louis se sonrojó: — Lo sé, mamá, es un sentimiento inexplicable.

El castaño se encontraba conversando con su familia cuando escuchó chillar a alguien “ahí viene el vals de los novios” y no pudo distinguir si fue la voz de Niall o de alguien más. Esperaba, muy en el fondo de su corazón, que fuera la voz de alguien más. Entonces, Louis notó que todos a su alrededor se separaban para hacer un círculo, incluyendo a su familia. Y efectivamente, se acercaba el vals de los novios, el problema era que no encontraba al novio.

El chico de ojos azules buscó entre la multitud a la cabellera rizada que tanto amaba y con la que había aceptado pasar el resto de su vida. Y lo encontró, tan hermoso como siempre; con esa sonrisa deslumbrante que sólo iba dirigida a él. Harry se encaminó hasta Louis, lentamente, sin apuros mientras los músicos se acomodaban bien.

Y justo cuando Harry llegó a su lado, ellos empezaron a tocar.

—¿Me permites este baile?

Louis asintió quedamente: —Por supuesto que sí.

Entonces, la música comenzó suavemente y Harry tomó la cintura de Louis con sus grandes manos y lo atrajo hacia él, mientras que el castaño se acomodaba perfectamente a la nueva postura de su esposo, pasando sus manos por su cuello, enredando sus dedos en el cabello largo de Harry.

Si no fuera por el simple hecho de que algunos flashes de las cámaras interrumpían en su campo visual, Louis hubiese jurado que sólo estaban Harry y él. Bailando juntos, con la música de fondo, escuchando el suave palpitar de su corazón. Louis le sonrió.

El castaño se inclinó un poco hacia arriba en busca de los labios de Harry, ambos se mecían suavemente ante el compás de la canción que estaban tocando; era algo instrumental, con violines y guitarras y bajo. Harry entendió lo que Louis quería, y alzándolo un poco del suelo, le besó dulcemente, como si sus labios estuviesen hecho de vidrio y él fuera romperlos ante cualquier movimiento brusco.

Hey, Dad. [Larry Stylinson] [M-preg] [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora