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Cuando Darla se calmó su madre siguió haciéndole preguntas, pues estaba preocupada y aunque la niña lo pasase mal en ese momento era necesario saber que era lo que sucedía, de lo contrario no podrían hacer nada por ella.

Darla se mostraba abierta algunas veces, otras se encerraba en sí misma e intentaba no responder a las preguntas de su madre, todo sin dejar de sollozar. Esteban le pedía a Aurora que la dejase ya tranquila pero el afán de saber de la mujer era algo imposible de detener. Darla terminó por negarse a contestar cuando sus hermanos mayores y Valeria se rieron de ella diciendo que eso eran tonterías nada más y que se lo estaba inventando, eso enfureció a Santiago que la defendió gritándoles que la dejasen en paz. Aurora finalmente le dio tranquilidad y ella se levantó de la mesa para ir a su habitación a vestirse, ya que como su padre había indicado ese día era el cumpleaños de su abuela e irían a visitarla.

Cuando todos estuvieron listos para salir se pusieron en camino para llegar a casa de los abuelos, donde toda la familia iba a divertirse en una fiesta familiar, en compañía de todos los hermanos de Aurora y sus respectivos hijos. Pasaron un gran día allí, y no regresaron hasta después de la cena, ya entrada la noche. Durante el camino el cansancio venció a los dos miembros más pequeños de la familia y se quedaron dormidos en el coche.

Al llegar a su hogar a los padres les dieron pena Santiago y Darla y no quisieron despertarlos, así que con mucho cuidado los sacaron del vehículo y los llevaron a sus habitaciones. Esteban cargó a Santi y Aurora llevó a Darla, subieron las escaleras y los dejaron descansando a cada uno en su respectiva cama y, tras ello, se fueron a su dormitorio también. La casa se llenó de silencio y todos durmieron cómodamente tras un día de celebración en familia muy divertido. Bueno, no todos.

Darla se despertó sintiéndose muy incómoda y con una gran necesidad de orinar, miró a su alrededor con la oscuridad rodeándola, preguntándose cómo y cuándo había llegado a su cama. Se sentó en ésta, con la cabeza apoyada en la pared, buscó a tientas el pulsador que tenía junto a su cabecera, encendió la luz y ya con el cuarto iluminado observó el reloj que restaba en su mesita de noche rompiendo el silencio con su tic-tac. Las dos en punto... No se sorprendió, en su lugar creció el miedo, invadiéndola contra su voluntad.

La pobre niña no quería salir de la protección de sus sábanas, no quería salir al pasillo ni ver aquello que estaba segura de que vería si se levantaba. «Me aguantaré el pipí, no voy a ir, no voy a ir», se decía a sí misma. Y así fue como decidió quedarse en la cama esperando a que se le pasasen las ganas de ir al váter, apagó la luz y se recostó nuevamente tapándose hasta el cuello.

Notó cómo el pantalón del pijama se le mojaba, con un líquido caliente, y supo lo que había sucedido. Sintió una profunda vergüenza, se sonrojó y comenzó a sollozar, aún dentro de la cama que estaba ahora toda mojada. Viéndose sola en la húmeda cama, muerta de vergüenza por haberse orinado encima, rompió en llanto sin poder evitarlo.

Su madre la escuchó y se levantó de su cama, fue a la habitación de la pequeña Darla y encendió la luz tras abrir la puerta. La encontró llorando y no sabía qué hacer para consolarla pues parecía que nada servía. La niña le contó que se había hecho pis encima y la madre, sorprendida pues hacía más de dos años que eso no sucedía, la sacó de la cama y la aseó, le puso un pijama limpio y dejó el colchón sin sábanas. La elevó y la llevó hasta la cama que compartía con su esposo para que durmiera con ellos aquella noche.

Por la mañana se levantaron todos muy temprano, pues era el primer día laboral de la semana y debían asistir a colegios y puestos de trabajo. Por la tarde se reunieron de nuevo y, tras merendar y hacer cada uno sus deberes y atender sus obligaciones, empezaron con los baños. Los más pequeños se metieron juntos a la bañera y se pusieron a jugar mientras su madre les preparaba toallas, pijamas y ropa interior limpia. Santiago aprovechó cuando su madre salió del baño para hablar con su hermanita.

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