Cuando cualquiera entra al bar, los orbes esmeraldas del alfa definen como será tratado. Algunos decian que Deku, el bartender, tenia un don. Era capaz de definir si un cliente era una persona perversa. Si un cliente causaria problemas. Incluso era capaz de identificar si alguien intentaria ponerle algo a las bebidas de los omegas presentes. Su intuición era perfecta. El problema fue cuando un omega de orbes carmesí entro por esa puerta de madera y cristal. La campana tintineo por un segundo, y, mientras el alfa limpiaba la barra, lo entendio. Ese cliente era diferente. Causaria problemas. Podía sentirlo muy dentro de su pecho. Pero tambien sentia algo más. Algo diferente. Le daba mariposas en el estomago, y para alguien como él eso era mucho decir.
—Oye, maldito.— Le llamo con impaciencia una voz rasposa, proveniente de aquel intrigante omega. —Dame un daiquiri.—
No tengo mucha experiencia con el yaoi, además de una de las unicas historias originales que tengo, la cual casi no tiene vistas. Sin embargo, siento que podria hacer una buena historia DekuBaku. ¿La escribo?