En la frontera entre lo real y lo imaginario, entre lo bueno y lo malo, entre el cielo y la tierra, se oculta entre nosotros el verdadero sentir, el verdadero poder mental que nos mueve y nos consume, tanto asi que nos rebaja a un ser sin autoridad sobre uno mismo, solo dependemos de lo que nuestro cerebro quiera, y haremos eso que quiera, sin dudar, sin reclamar y sin pedir explicación