Un intento de secuestro en plena calle, a la luz del día y rodeada de gente. Si a Cara le hubieran dicho que algún día sería la protagonista de un ataque así, se hubiera muerto de la risa. Pero no es precisamente en reírse en lo que piensa sino en buscar al culpable. Aunque puede que eso sea un poco complicado cuando, por tu propia seguridad, te destierran al confín del mundo con el único guardaespaldas que jamás nadie elegiría.