-Te amo- le dije entre risas- lo siento, pero te amo. -Perooooo...-vi que me iba a decir algo, pero le interrumpí. -Por favor, no me digas que me quieres como una amiga. Eso será muy penoso- dije intentado poner una sonrisa. -La verdad es que no te veo ni como una amiga, no eres nada para mí. Y fue ahí, donde el mundo se me vino encima.