Él realmente me gusta. Cuando lo miro siento que mi mundo cae a pedazos y me vuelvo gelatina. Su sonrisa es perfecta porque cuando sonríe, lo hace no para llamar la atención, lo hace porque lo siente. Fuma como si no hubiera mañana y ya se ha dado cuenta de mi existencia... Quiero hablarle, quiero que me hable. Sin embargo, hay un asunto que no he terminado de resolver y me gustaría que todo estuviera bien antes de hablarle. He decidido mandarle notitas. Así que, aquí te dejo una parte de mí. Una parte que muy pocos han visto y que deseo que tú también la veas. Querido Quintín, aquí te dejo lo que nunca te conté.