[...] El problema no es el traje en sí pues sabía que ellos se lo proporcionarían para asegurarse que la pieza encajara dentro de las tradiciones familiares. No, el problema es el maldito color que está seguro fue escogido como una burla, un golpe a su orgullo que de por sí tuvo que doblegar cuando la propuesta fue puesta sobre la mesa. [...]