Había una vez cuatro primos llamados Lucas Alvarez, Martina Benitez, Facundo Benitez y Valentina Alvarez, quienes vivían en una pequeña granja en las vastas llanuras de la Pampa. Una noche, mientras los primos estaban reunidos frente a la chimenea contándose historias de terror, escucharon un aullido siniestro que resonaba en la oscuridad. Los rumores en el pueblo hablaban de espíritus malignos y asesinos que acechaban en las noches más oscuras. Los primos, decididos a descubrir la verdad, iniciaron una investigación por su cuenta. Descubrieron que los espíritus malignos estaban vinculados a una antigua leyenda local, que hablaba de una familia maldita que había sido asesinada en el mismo lugar años atrás. A medida que profundizaban en la investigación, los primos comenzaron a tener encuentros escalofriantes con los espíritus malignos. Finalmente, llegó la noche en que los primos estaban listos para enfrentarse a los espíritus malignos. Las figuras de los espíritus aparecieron ante ellos, pero la magia del ritual los debilitó y los mantuvo atrapados. Con los espíritus malignos temporalmente controlados, los primos realizaron un rito de liberación, permitiendo que las almas atormentadas encontraran la paz en el más allá. La Pampa volvió a ser un lugar tranquilo y los primeros rayos del sol iluminaron la granja de los primos. Desde ese día, Lucas, Martina, Facundo y Valentina se convirtieron en los guardianes de la Pampa, asegurándose de que los espíritus malignos no volvieran a amenazar a las personas.