Volver a empezar jamás es sencillo, mucho menos cuando el punto de partida es ser un villano terrorista esperando que la vida te sonría aunque sea una vez. Dabi cumplió su condena pero debía enfrentarse a la realidad que había dejado atrás y Tomura debía aceptar que no volvería a ver el mundo exterior. Todo parecía injusto ante sus ojos, pero había una motivación muy fuerte detrás de eso, ser finalmente felices.