Apenas habían transcurrido unos meses desde la victoria de Megamente sobre Titán, momento en el que pasó a convertirse en el héroe y protector de Metrocuidad. A pesar del desafío constante de adaptarse a una vida de heroicidad con una mente y un pasado forjados en la villanía desde la niñez, su nueva existencia no dejaba de satisfacerlo. Sin embargo, una nueva amenaza empezó a cernerse sobre la ciudad tras una serie de robos a gran escala de materiales peligrosos. Las investigaciones apuntaron a una posible cómplice: Brooklyn L. Braxon, una joven delincuente afroamericana. Megamente al ver en ella su propio pasado, decidió que la chica merecía una segunda oportunidad. Fue así como decidió acogerla bajo su tutela y convertirla en su ayudante, con el fin de desmantelar la banda de ladrones y ofrecerle a ella la oportunidad de redención que en su día a él le fue negada. Al fin y al cabo, nadie mejor que un ex villano podía comprender a otro y enseñarle el camino del bien.